Hoy sabemos que todos los horrores son posibles. Y es conveniente ser conscientes de ello desde la escuela para ver si podemos evitar que se repitan. Durante el trámite parlamentario de la LOMCE el grupo popular ha presentado una enmienda para que el alumnado español estudie el holocausto judío en el currículo de las diferentes etapas educativas. Aparece como la nueva disposición adicional cuadragésima primera sobre la Prevención y resolución pacífica de conflictos y valores que sustentan la democracia y los derechos humanos.
Siempre he tenido gran sensibilidad hacia este tema y me han marcado lecturas como la trilogía de Primo Levi (Si esto es un hombre…) y otros autores como Klemperer, Arendt, Weil,Kertez, Semprum, etc. He visitado Auschwitz y Terezín, este último campo con mis alumnos. Trabajo la cuestión judía desde el currículo de Historia y transversalmente con otros departamentos en algún instituto en torno a la liberación de Auschwitz el 27 de enero. Siempre, desde el rechazo de la barbarie y la recuperación de la memoria de las víctimas y la solidaridad con ellas. Nunca desde la complicidad con los que hoy actúan como verdugos del pueblo palestino y niegan los derechos humanos más elementales y la posibilidad de un Estado propio con territorios recuperados que permita su viabilidad. Trabajo la Soah aunque creo que se corre el riesgo de que, como decía Tony Judt, mucho holocausto mata el holocausto, cuando se abusa de él y se instrumentraliza.
Pero esta decisión del PP pone de manifiesto varias incoherencias. Trabajar el holocausto, es trabajar los derechos humanos y la tolerancia. Llama la atención este súbito repente del PP cuando han eliminado una asignatura que servía para abordar sistemáticamente estos temas: Educación para la Ciudadanía (EpC). Hay que recordar que se cursa en otros países democráticos de nuestro entorno y solo la pueden rechazar aquellos que no quieren ciudadanos formados, informados, críticos y comprometidos con la mejora de su sociedad. Suprimir la asignatura por las presiones de sotanas y de la carcada nacional nos retrotrae en el tiempo y resta calidad a la democracia. Mucho me temo que esta modificación de la LOMCE, a contrapelo con la supresión de EpC, tenga que ver con la presión del lobby que defiende el Estado de Israel en toda circunstancia o desde posiciones sionistas.
La sensibilidad que tiene el Partido Popular ante la Soah no la tiene ante el holocausto que se produjo durante la Guerra Civil española (1936-1939) y en la postguerra. No hay más que leer a los historiadores más objetivos para conocer las terribles dimensiones de la represión franquista en las zonas ocupadas durante la guerra civil y después en la “victoria”. Paul Preston: “Durante la Guerra Civil española, cerca de 200.000 hombres y mujeres fueron asesinados lejos del frente, ejecutados extrajudicialmente o tras precarios procesos legales. Murieron a raíz del golpe militar contra la Segunda República de los días 17 y 18 de julio de 1936. Por esa misma razón, al menos 300.000 hombres perdieron la vida en los frentes de batalla. Un número desconocido de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de los bombardeos y los éxodos que siguieron a la ocupación del territorio por parte de las fuerzas militares de Franco. En el conjunto de España, tras la victoria definitiva de los rebeldes a finales de marzo de 1939, alrededor de 20.000 republicanos fueron ejecutados. Muchos más murieron de hambre y enfermedades en las prisiones y los campos de concentración donde se hacinaban en condiciones infrahumanas. Otros sucumbieron a las condiciones esclavistas de los batallones de trabajo. A más de medio millón de refugiados no les quedó más salida que el exilio, y muchos perecieron en los campos de internamiento franceses. Varios miles acabaron en los campos de exterminio nazis. Todo ello constituye lo que a mi juicio puede llamarse el «holocausto español” . Gutmaro Gómez Bravo, cita un informe de la embajada británica en Madrid del 2 de noviembre de 1944 en el que se cifran entre 60.000 y 80.000 personas las ejecutadas entre abril de 1939 y 1944 (3). España, con 114.000 personas enterradas en campos y cunetas, es el segundo país del mundo con más desaparecidos después de la Camboya de Pol Pot.
Si bien es verdad que en los dos bando hubo asesinatos, la diferencia estriba en que los sublevados franquistas los impulsaron oficial y sistemáticamente como arma de terror, fueron cuantitativamente muchos más y no tuvieron reconocimiento al final de la guerra. El PP no acaba de condenar con claridad este genocidio, obstaculiza la aplicación de una descafeinada ley de memoria histórica y en la práctica la deroga al dejarla sin fondos presupuestarios; y no colabora, sino todo lo contrario, con la ONU y la querella de jueces argentinos contra los crímenes franquistas. Además, permite que estén en sus filas militantes con cargos públicos y de responsabilidad que hacen apología del franquismo, justifican sus crímenes, montan mercadillos de parafernalia nazi-fascista, o no desaprovechan la ocasión para saludar brazo en alto y esgrimir banderas de la dictadura.
La existencia de dos almas en el PP, una de derecha convencional (la mayoritaria) y otra parafascista, es lo que explica que España sea uno de los países donde la ultraderecha no tiene representación electoral directa en el Parlamento. También explica la tolerancia con el fascismo en España, el no rechazar en el Congreso de los Diputados que sea delito la apología del franquismo, con lo que la derecha española se retrata con su imagen más terrible. Es muy fuerte que el nuevo código penal de Gallardón no recoja una lista de símbolos prohibidos como las que existen en otras legislaciones, como la alemana.
El PP no se puede mover entre la explicación y denuncia del holocausto judío y la negación o banalización del holocausto español o de las esvásticas. Es difícil mantener esta posición sin que a un demócrata se le caiga la cara de vergüenza. Hace falta verdad, justicia y reparación de todos los holocaustos. Hace falta desmarcarse de todos los fascismos para poder ser simplemente un partido de derechas en un país democrático.
Muy ponderado y cierto. Salud,
ResponderEliminar