El curso 2014/15 ha comenzado en la Comunidad de Madrid con la misma política educativa que el Gobierno del PP lleva imponiendo desde hace dos décadas, acelerada en los últimos años con la excusa de la crisis económica: desmantelamiento de la pública para beneficio de la privada.
Si las instrucciones de principio de curso repetían con machacona insistencia que la contratación de profesorado debía ser la estrictamente necesaria para cubrir los ratios legales que vienen cercenando curso tras curso, decreto tras decreto, la calidad de la educación pública, en septiembre, el presidente de la Comunidad de Madrid, tenía el cuajo de hacer propaganda electoral con el anuncio de una nueva asignatura, la Programación y Comunicación.
Las familias del CEIP Arcipreste de Hita llevaban encerradas desde junio demandando un aula para sus hij@s de educación infantil (y todavía continúan con su lucha); el profesorado interino que aún queda en los centros había sido despedido un verano más y vuelto a ser contratado en septiembre sólo unos días para hacer los exámenes de recuperación antes de regresar al paro; la asignación informática de secundaria escatimaba hasta la segunda semana de septiembre los destinos de principio de curso, mientras los centros hacían los horarios sin completar la plantilla.
Pero nada de esto importaba a los medios de comunicación, que en cambio sí vociferaban los anuncios que hacía Ignacio González en el debate del Estado de la Región, de la entrada en vigor durante este curso, en 15 institutos de innovación tecnológica de la región –etiqueta de calidad tan al gusto de su predecesora Esperanza Aguirre- de una asignatura que enseñaría al alumnado de la ESO, a diseñar páginas web, programar aplicaciones de móvil o juegos de ordenador, y manejar una impresora 3D. Además, esta asignatura se impartiría obligatoriamente a partir del próximo curso en todos los centros de la Comunidad en dos niveles de la ESO, para implantarse en los otros dos, al siguiente, en un calendario muy a la par de la implantación de la LOMCE en la etapa de secundaria.
La proclamada a los cuatro vientos novedad del curso escolar, se presentaba además acompañada de una formación para el profesorado, fruto del convenio entre la Consejería de Educación de Madrid, liderada por Lucía Fígar, y la empresa Telefónica, dirigida por César Alierta, a través de una plataforma online llamada “Code Madrid”. Se abría el plazo de inscripción para 1500 profesores/as hasta principios de octubre, que recibirían la formación para impartir dicha asignatura. El proyecto ya en marcha, contaría con un presupuesto de 16 millones de euros, que incluirá la dotación a los centros de unas tarjetas programables marca Arduino, diseñadas por un ingeniero español, impresoras 3D y conexiones de Internet ultrarrápidas.
La propaganda, repetida machaconamente por televisión y radio, llegaba al ciudadano de la calle, que preguntaba al encontrarse con el profe de Tecnología en la tienda, si se había apuntado ya al curso de Programación.
La respuesta negativa del profesor ofrecía una oportunidad para contrarrestar mínimamente, igual que pretende este texto, el bombo-platillo que sale también de nuestro bolsillo. Por ejemplo, para explicar que los contenidos de Programación y Robótica ya están presentes en la asignatura de Tecnologías de 3º y 4º ESO, que no es necesario crear otra asignatura obligatoria, sino que bastaría con dejar tal cual está dicha materia que, por cierto, la LOMCE pretende eliminar, junto con otros tantos conocimientos como la Música, la Plástica, la Filosofía, la Cultura Clásica, etc. O también, se podía argumentar a nuestro vecino, que a esas alturas ya nos había tildado de antisistema de esos de la camiseta verde, que la formación al profesorado ya se la había cargado el PP en Madrid, con el cierre de los CAPs (Centros de Atención al Profesorado), que estaban distribuidos por zonas, para dejar un ridículo centro en todo Madrid, llamado CTIF, donde la austeridad se disfrazaba de formación virtual a distancia, y mira tú, desde entonces, indignado, habías decidido optar por la formación autodidacta. Y mientras el bienintencionado vecino balbuceaba que ya le tocaba pedir a él, pensando que uno era un vago y un mal profesor, se podía rematar añadiendo que esos 16 millones eran migajas en comparación con el presupuesto que se había recortado de las aulas de enlace, de profesores de compensatoria y de refuerzo, de los PROAs, etcétera, y que se habían desviado a la privada en forma de incentivos fiscales, nuevos conciertos y donaciones de suelo público para colegios católicos.
Una vez ya en su casa, el profe de Tecnología valoraba seriamente la posibilidad de apuntarse al curso de Programación, como habían hecho ya sus compañeros X e Y, pues nunca se sabe si podrían llegar a quitar del todo la Tecnología en la ESO y dejar ésta materia nueva sólo para los/as “habilitados en Programación”. Uno que además, por razones éticas y pedagógicas, ya se había quedado fuera del carro de la “habilitación bilingüe”, otro programa estrella del PP en Madrid que también había empezado de manera parecida, a fuerza de propaganda y de un dinero que se quitaba de dónde más falta hacía. Joder, y además estaban los créditos para el sexenio, que sin hacer un curso desde el 2000 por unas razones u otras, permitirían la posibilidad de recuperar un poco el continuamente devaluado salario de profesor de secundaria.
Entonces aquel profesor se acordó de las asambleas repletas de docentes encabronados/as, de las huelgas secundadas y las manis, de l@s compañer@s despedid@s, de las humillaciones en boca de las mismas que ahora se ponían medallas (o de sus delfines), de la represión, de l@s chic@s más desfavorecid@s que se han quedado sin becas, de las aulas repletas de chic@s a l@s que cuesta tanto llegar, de todo aquello que hace que la marea verde, a pesar de todo, no se dé por derrotada. Y el profe decidió pasar del curso de Programación y apuntarse a los textos de la Marea Verde, para ayudar con el libro de Tecnologías, con la mirada puesta en defender su asignatura de este nuevo invento, (que más que Programación, suena a Programa Electoral del PP), de la LOMCE y de quienes desangran la educación pública.
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