Coincide la duda con
problemas serios en otros hábitats básicos: la Tierra clama por sus atmósfera
limpia, llueve muy duramente…, el ecosistema político es frágil.
Después de los graves daños
causados por una DANA (Depresión Aislada en Niveles altos o “Gota fría”) en
diversas áreas de la costa mediterránea o en el Este de Madrid, las noticias
sobre cuestiones climáticas alcanzan presencia significativa. Las protestas
mundiales de la gente más joven, la propia cumbre de
la ONU entre los días 21 y 23, algunos posicionamientos
sindicales, o la decisión alemana de destinar una cuantiosa cantidad
de recursos a frenar el calentamiento global, son indicios de que los
problemas ambientales sensibilizan al gran público, más allá de los grupos y
personas a las que estos problemas de la Tierra común vienen preocupando desde
hace mucho.
Ornitología
De las pluriformes expresiones
que la erosión creciente del medio climático está mostrando cada vez más cerca
de nuestras vidas, la repercusión en las aves es cada vez más preocupante. No
solo por lo que representa en los hábitos aprendidos desde niños, sino también por
las repercusiones que ya tiene en otros aspectos de nuestra vida, en que
intervienen la flora y otros animales de diverso interés. Hace cinco años, Miguel
Ángel Criado alertaba diciendo que “no
volverán las oscuras golondrinas”. Lo que había observado Bécquer como
habitual en el comportamiento cíclico de la Naturaleza empezaba a no ser
posible, al menos con la intensidad y regularidad con que acontecía en los
tiempos del poeta, antes de 1870. Lo que ahora vuelve a advertir Miguel Ángel,
a 19.09.2019, confirma aquellos augurios: vamos “hacia
un mundo sin pájaros”. La alerta sigue y aumenta en intensidad, en la
medida en que el volumen de especies que
han sido abundantes a nuestro alrededor
está disminuyendo ante nuestros ojos. El fenómeno, global, está siendo detectado
claramente con instrumentos técnicos de última generación.
Lo que pasa con los asuntos ornitológicos
guarda similitudes con lo que advierten los estudios demoscópicos de opinión
política. El ecosistema en que se mueven las expectativas de los votantes
españoles, en líneas generales similar a lo que se detecta en EEUU o en muchos
países de Europa, parece estar ante cambios potentes. Los modos de votar que
han mostrado los americanos en la elección de Trump y las inclinaciones de los
ingleses respecto al Brexit ya han
tenido abundante repercusión en otros países de Europa y, en no poca medida,
también en las anteriores elecciones españolas del 28 de abril.
Elecciones
La cuestión es, ahora, en qué
medida determinarán las del 10 de noviembre, cuando el cansancio, hartazgo y
aburrimiento de lo visto, entrevisto y adivinado en estos cinco meses últimos
ha minado la confianza de los votantes en los líderes que, a todas luces,
repetirán candidatura. Muchos españoles ya no han dormido bien porque la
gestión y los gestos –más preocupados por el tacticismo, por la imagen en las
Redes y muy probablemente por cuestiones estrictamente personales- no solo han
mostrado poca madurez, sino también la obsesión por tener la exclusiva del
mismo horizonte: no alejarse del centro. Ese hábitat confortable que todos
anhelan, un ecosistema templadamente encerrado en la mansa tranquilidad, enemigo
de cambios sensibles e imposible de sostener sin virar constantemente hacia la
derecha, es el orgullo que ha llevado a Pedro Sánchez a desistir de alianzas
con su propia izquierda. Veremos qué pasa con esta decisión, más atenta a no
contaminar una imagen que a solucionar los problemas que tiene la mayor parte
de la gente.
De aquí a la fecha de las urnas bien puede
pasar lo que no calculan en Ferraz. Que puede haber mucha abstención de potenciales
votantes, y que esta favorezca especialmente a la derecha, es una
posibilidad, a la que dicen no temer. Que muchos voten en blanco, para
mostrar su descontento con quienes no han hecho el trabajo que debían con los
votos logrados en las elecciones anteriores, también puede que suceda. No es fácil
adivinar –aun con los más finos análisis estadísticos provincia a provincia- cuántos
van a optar por lo uno o por lo otro, por más que haya una mayoría de votantes
que, fieles a lo que estimaron en el mes de abril, repitan el voto de entonces.
Por otro lado, la fuerza que pueda tener en los votantes de derechas, el
atenerse a las caricaturas que se están mostrando de los líderes de una
supuesta izquierda, desde el PSOE a todo el restante espectro, es impredecible.
Tampoco es fiable el clima que, con el recuerdo de la famosa foto del trifásico
de aquella manifestación de Colón, pueda alentarse en los votantes del PSOE,
Podemos, Compromís o similares. Los modos de expresar el descontento o la
conformidad son muchos y, como en el mundo de los negocios, muy cambiantes y
pegadizos. El darse de
baja para que no te llegue propaganda electoral al buzón postal es
interesante, pero no es decisivo su signo.
De momento, el hábitat político
es muy inestable y fácilmente empeorable. Ténganse en cuenta problemas tan
serios como el juicio del 1-O, el propio Brexit
o los movimientos estratégicos de Trump en Oriente Medio y frente a China. No
se olvide tampoco que hay problemas pendientes, de andar por casa, a los que se
sigue atendiendo básicamente con los Presupuestos de Montoro todavía.
Cualquiera que esté pendiente de algún tratamiento sanitario de importancia lo
puede palpar en sus propias carnes. Y si de añadido ha de atender a costes como
los que, desde 2012, contravienen la
igualdad en los estudios universitarios, estará harto de ver que los grupos de
rentas más bajas, por muchas razones que les den, no entiendan que hayan de
pagar lo que no tienen porque les hayan dificultado el acceso a la beca que
pudiera paliar o solucionar el problema.
Biotopos
En correspondencia a los
problemas globales de la biosfera, el ecosistema sanitario, el ecosistema
político y el ecosistema educativo parecen acordes en hacernos más pesimista la
vida individual y colectiva: la convivencia se enrarece cada día un poco más. Antiguamente,
cuando la postguerra, el clima cultural imperante pretendía que todo fuera
voluntad de Dios. Pese al hambre, todavía las golondrinas iban y venían cada
año, “a colgar sus nidos” en nuestro balcón, y, como Bécquer, los niños
confiaban en que “otra vez con el ala en sus cristales jugando volverán”. Hoy
–cuando muchos ya no tienen esa experiencia- tratan de que todo lo justifique
la centrista libertad del Mercado. Adelantados suyos como Vox aventuran con sus
gestos de propaganda y griterío el buen arreglo de los daños que produce. Niegan,
por ejemplo, la violencia de género y, reclamando a través de Hazte
oír el llamado “Pin parental”, indican al mundo educativo el recurso para
que todo patriarca que se precie se libere de frustraciones sin cuento. ¡Atentos!
Madrid, 21.09.2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario