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martes, 19 de agosto de 2014

Educación, cierre social y nuevas políticas de acceso al conocimiento (Xavier Martínez-Celorrio)

ined21.com: EL PRIMER CICLO DE LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO
La dualización de los mercados de trabajo y el endurecimiento del acceso al empleo estable han intensificado la lucha y la competición credencialista entre las clases sociales. Contra la expansión y democratización educativa, se activan estrategias de cierre que demandan el endurecimiento de las funciones selectivas de la educación bajo una aparente exigencia neutra de mayor calidad. Esta conocida reacción se hace hoy evidente en las políticas educativas nacionales que, bajo múltiples modalidades, van instaurando un amplio conjunto de reajustes estructurales en el sistema educativo y en la concepción misma de lo educativo.

Como afirma Brown, en el nuevo capitalismo informacional, las clases medias han perdido la garantía de re-enclasamiento continuado, esforzándose por mantener sus ventajas de partida y la propia empleabilidad a base de invertir en credenciales y en formas apropiadas de capital cultural como estrategia «defensiva» y distintiva. Pero estas clásicas estrategias, ya advertidas por Thurow y por Bourdieu, se inscriben ahora en una lógica de cierre excluyente\ concretándose como estrategia «ofensiva» que se rebela contra la educación publica y contra la igualdad en educación. En coherencia con una misma lógica de «rebelión de las élites», la pretensión de remercantilizar y segregar el acceso a la educación y al conocimiento pretende mantener la escolarización de los diferentes grupos sociales debidamente diversificada ante mercados de trabajo segmentados en tres tercios, cada vez más cerrados entre sí.

La dinámica de creación de empleo en los países de la Unión Europea parece confirmar la tendencia estructural de división social en tres tercios. El periodo 1994-2000 es considerado como el primer ciclo característico de la nueva economía del conocimiento. La estructura del empleo creado en este primer ciclo 1994-2000 pone de relieve una nueva división del conocimiento ahora priorizada por las fuerzas del mercado, siendo esta la que este imponiendo las nuevas necesidades de empleo y las nuevas exclusiones y riesgos de vulnerabilidad social.

En este primer ciclo, los empleos considerados como «informacionales», que requieren alta cualificación y una buena base profesional, han sido los más beneficiados, convirtiéndose en la locomotora de la creación de empleo en Europa.

Desde 1994, este tipo de empleos crece en la Unión Europea a un ritmo tres veces superior al del resto de los empleos (3% anual por 1% del resta), concentrando las dos terceras partes del total de empleo creado entre 1994-2000. El tercio restante 10 han protagonizado empleos de ventas y de servicios, creándose tan solo en los sectores más dinámicos de la economía. Todos los empleos manuales, ya sean empleos obreros, agrarios y los poco cualificados, continúan en declive, confirmándose su lenta desaparición y su más fácil sustituibilidad en el medio plazo.

Las necesidades del sistema productivo en las sociedades europeas más avanzadas se concentran, en consecuencia, en empleos profesionales, técnicos y obreros de alta cualificación, facilitando su acceso desde diplomas universitarios y de formación profesional superior. Por su parte, el tercio creado de empleos comerciales y del sector servicios requiere niveles de formación profesional media. Sin embargo, a escala europea, el sistema productivo ya no crea emp1eos para personas sin una cualificación reconocida: todos los puestos creados requieren un mínimo de formación profesional titulada.

Desde mediados de los años 90, el sistema productivo ha culminado su reorganización saliendo de la crisis de su modelo industrial y emergiendo el nuevo modelo de desarrollo «informacional». Los acelerados cambios tecnológicos y sociales han acabado transformando y sustituyendo la vieja economía de base industrial y fordista, que requería una mayoría de escasa cualificación, para una nueva economía basada en el conocimiento, la flexibilización y fragmentación de los mercados de trabajo y la innovación continua en mercados globalizados y muy competitivos.

Ante este nuevo contexto, la educación y la formación se revalorizan como nunca en tanto que garantía de adaptación de los recursos humanos a los cambios productivos que depara el futuro y como condición indispensable para consolidar el nuevo modelo de crecimiento econ6mico. Los dos tercios de empleos «informacionales» creados en Europa refuerzan esta afirmación, consolidando el nuevo modelo de crecimiento e imponiendo una nueva demanda educativa más elevada, que hace aumentar la desventaja de los menos a mal formados.

Se confirma así que las oportunidades de vida, de ingresos y de desarrollo profesional dependen cada vez más del lugar que se ocupa en la nueva división del conocimiento, siendo esta la que determina la empleabilidad y el rango del estatus social. Tal y como afirmaba el Libro Blanco Enseñar y aprender: hacia una sociedad cognitiva, el capital educativo y de conocimiento que alcanzan las personas, los sectores productivos y los territorios está determinando can mayor fuerza, la desigualdad social, la viabilidad del empleo y el potencial de desarrollo, respectivamente.

Nos enfrentamos, en suma, a un escenario radicalmente nuevo que requiere nuevas políticas y soluciones, que deja en la cuneta el modelo a tradicional de inserción en el empleo y de promoción social abierta.

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