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martes, 11 de febrero de 2014

Baja la impuntualidad de los alumnos en su llegada a clase, pero el absentismo escolar casi duplica la media europea

EL PAÍS.COM: La factura del absentismo escolar


Los niños españoles son tan puntuales en clase como la media de los países de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pero más absentistas. Casi el doble. El 28% de los alumnos de 15 años declara haber faltado uno o más días a clase sin justificar en las dos semanas previas a la evaluación de las pruebas de PISA, frente a una media del 15% en la OCDE, según muestran los datos de esa evaluación anual. ¿Pasa factura ese absentismo al rendimiento académico? Indudablemente sí, aunque hay más factores. En las pruebas PISA se observan hasta 93 puntos —el equivalente a dos años completos de escolarización— de diferencia en los resultados en matemáticas entre los que se saltan la mitad de las clases y los que no.
Esta ausencia de las aulas afecta de forma negativa no solo por las lecciones perdidas, sino porque denota una total desmotivación, opinó Andreas Schleicher, director del Informe PISA, en la XVIII Semana de la Educación de la Fundación Santillana. “El alumno se pregunta: ‘¿Por qué tengo que atender a eso y no estoy haciendo otras cosas?’ Es difícil captar su interés cuando Internet te abre ventanas a todas partes”, subrayó en las jornadas el sociólogo Mariano Fernández-Enguita. Ello explica, en su opinión, que hayan subido las tasas de déficit de atención por hiperactividad. “Pero es casi imposible irse de la escuela. Se enfadan los padres, se pierde a los amigos… Y, sin irse, registramos el absentismo interior. Alumnos que están sin estar”, prosiguió.
La impuntualidad, en cambio, baja cinco puntos en esos nueve años de PISA. En las últimas pruebas, el 34% de los españoles dijo haber llegado tarde al menos una vez en las últimas dos semanas, en la media de la OCDE (35%). La diferencia en la calificación de matemáticas es de 47 puntos, más de un curso, para quien se retrasa al menos la mitad de los días.
Fuente: OCDE / EL PAÍS
Las diferencias entre regiones son grandes. En País Vasco y Galicia había llegado fuera de hora el 53% de los alumnos en esas dos semanas previas a la evaluación de las habilidades de los estudiantes que la OCDE lleva a cabo cada año; mientras que en Baleares tan solo lo hizo un 17%. La incidencia de la impuntualidad en los resultados del informe PISA es cada mayor.
En entornos humildes y de escasa preparación —en los que las expectativas de estudios de los padres no son altas—, la tardanza o el absentismo es ocho puntos porcentuales mayor. Diversos estudios indican, de hecho, que los hijos de trabajadores no cualificados tienen el triple de riesgo de fracaso que los de universitarios.
Schleicher, en su documento básico Fortalezas y debilidades de la educación española, que presentó en la Semana de la Educación de Santillana, lamenta que en España los directores sean más permisivos con las malas conductas —la impuntualidad y el absentismo se califican de faltas leves si no son reiterados— que en el resto de la OCDE. Y, en casos más graves, el director de PISA remarca diferencias con el resto: “El 20% de los españoles asiste a centros escolares cuyo director indicó que el acoso escolar afecta al aprendizaje, en comparación con el 32% de la OCDE”.
Para atraer a clase a los alumnos aburridos, el ministro José Ignacio Wert reclama “complicidad a la comunidad educativa” con el objetivo de crear en la Red “entornos personalizados de aprendizaje” que se adapten a los nuevos tiempos. El absentismo está muy unido a los repetidores. Estos faltan 226 horas en primer ciclo de ESO, según la Fundación La Caixa. “La repetición es el retraso de la detección precoz de las dificultades de aprendizaje”, reflexionó Wert en las jornadas.
¿Se consiente demasiado en España? “Me quedo hasta tarde chateando con mis amigos y se me pegan las sábanas”, cuenta Andrea, de 16 años, alumna de un centro público de Madrid. “Aunque mi madre me mete prisa, me retraso, pero como a primera hora me dejan entrar diez minutos tarde… A veces hasta 15”, sigue la estudiante, que empezó a retrasarse cuando sus padres dejaron de llevarla a clase. A su lado, Antonio recuerda el día que no le dejaron hacer un examen. “Entré 10 minutos tarde y la profesora me dijo que estaba suspendido, que debía aprender a ser puntual, que uno no puede llegar tarde al trabajo”.
Un problema mayor es el de los absentistas durante largas temporadas, práctica minoritaria (menos del 1%) pero ilegal: la escolarización es obligatoria hasta los 16 años. En Madrid son unos 4.000 los ausentes crónicos, de ellos más de la mitad eran de etnia gitana el pasado curso. Un especial apego al centro es clave para que este colectivo no deje el aula. Por eso, Madrid desistió el pasado curso en su idea de cerrar un colegio de fuerte presencia gitana: cabía el riesgo de que no acudiesen al nuevo centro. En Andalucía, por su parte, 16.000 niños están en un programa que busca frenar el absentismo. “El problema es que es un sistema educativo muy rígido, que expulsa personas con facilidad y recoge con dificultad”, concluye la exministra Mercedes Cabrera.

Algunas cifras

  • El 24% de los escolares españoles reconocieron en las pruebas PISA haber faltado uno o dos días en las últimas dos semanas; un 3%, tres o cuatro días; y un 1%, más de cinco.
  • En los extremos de la lista de la OCDE están como más impuntuales los suecos, los portugueses y los israelíes —más de un 50% demorados—, y como más puntuales los japoneses (9% tarde).
  • Un estudio de la Fundación La Caixa afirma que nueve de cada 10 alumnos que abandonan en la ESO son repetidores. La mayoría, además, absentistas (226 horas de ausencias sin justificar en el primer ciclo de ESO).
  • La OCDE calcula que el 24,9% de los mayores de 16 años ha dejado el sistema educativo con no más de la secundaria obligatoria.

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