15 de septiembre de 2008. El banco de inversión Lehman Brothers entra en quiebra. En pocos meses, la economía hará suyo el proverbio chino que asegura que el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. Las bolsas de todo el planeta caen, los españoles comienzan a vivir agobiados por un diferencial que hasta ese momento ni conocían, la prima de riesgo. Se suceden las imágenes de desahucios, cala el miedo a ser despedido, cualquier recorte de derechos se justifica con un empeoramiento de la economía… Ya han pasado 10 años de todo aquello y es hora de hacer memoria y explicar por qué se ha cronificado la precaridad laboral y por qué hay derechos que no se recuperan. No es casualidad, ni el curso natural del sistema, sino una intención desregularizadora de los poderes económicos. Por ello, se ha lanzado la campaña “10 años de crisis-estafa”, que apoyan más de 20 organizaciones, entre ellas ATTAC o Ecologistas en acción.
La campaña ha sido presentada este lunes en Madrid. Las organizaciones firmantes diseñarán una serie de acciones que pongan de manifiesto los efectos de la recesión en los derechos democráticos y “cómo los responsables siguen sin pagar su expolio”. Desde ese 2008, ha habido dos reformas laborales, recortes en Sanidad y Educación y hasta una reforma constitucional que puso de manifiesto que la prioridad era la economía. La modificación del artículo 135 introdujo el “principio de estabilidad presupuestaria” en la Carta Magna. La precariedad de hoy, los bajos salarios o la economía digital sustentada en falsos autónomos no se entienden sin esta desregulación.
Revisando la hemeroteca es fácil encontrarse artículos narrando las lecciones que los ciudadanos aprendieron con la crisis. Se quedaron en el papel. En Ecologistas en Acción son pesimitas: “Necesitamos una respuesta para evitar otra crisis financiera, una crisis de dimensiones mucho mayores”, explica Lucía Bárcena. También avisa de que el planeta se aproxima a una crisis climática a la que no se está poniendo suficientes diques. Incluso hay lucro en luchas como la batalla contra el cambio climático: “Hay especulación financiera incluso con las compras de carbono a otros países”, argumenta la portavoz ecologista.
Mientras los ciudadanos ocupaban su tiempo haciendo cuentas sobre cómo pagaban la luz, las finanzas estaban campando a sus anchas sin regulación ni control. Los miembros de esta plataforma creen que los factores que desencadenaron la crisis de 2008 no han sido acotados. “El negocio financiero se ha demostrado peligroso por la capacidad que tiene de arruinar países o provocar hambre. Por eso, queremos unas finanzas al servicio de la gente y controladas por la ciudadanía, que no se especule con derechos fundamentales como la vivienda, la educación, la salud o las pensiones”, ha explicado Cuca Hernández, coordinadora de ATTAC España. Quieren poner el foco en que los desahucios, la precarización y el desmantelamiento del sistema de pensiones no son hechos aislados ni sobrevenidos, son consecuencias.
Por ello, en su manifiesto piden, entre otras muchas cosas, una menor financiarización para que “la sociedad dependa menos del sector financiero privado para acceder a necesidades básicas como la vivienda, salud, etc., una reglamentación eficaz, menos “cabildeo”, rendición de cuentas y transparencia y menos deuda. En definitiva, más control sobre el sistema financiero, que manda sobre las cuentas pero sin someterse a la voluntad democrática como sí lo hacen los gobiernos.
Los ciudadanos, más responsables que sus políticos
En la otra cara de la moneda, las redes que se han ido tejiendo para amortiguar la caída. “A principios de la crisis, nos decían que habíamos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades. En los últimos días, la sentencia de Gürtel nos ha demostrado que son ellos los que vivían por encima de nuestras posibilidades”, argumenta Hernández, que recuerda que “hemos rescatado sus bancos y hemos pagado 60.000 millones de euros que no se van a recuperar”. De fondo, la sombra de una nueva privatización de Bankia, tras ser rescatada y limpiada por los españoles.
Esta campaña también quiere poner de manifiesto la ‘cara B’ de la crisis. Aquellos que han puesto su tiempo, sus esfuerzos y, a veces, su cuerpo en organizarse para luchar por una vivienda digna o por el empleo precario: La PAH, las Kellys, los estibadores, los taxistas… “Dieron respuestas desde la ciudadanía a falta de una respuesta del Gobierno”, destaca Bárcena. El actor Alberto San Juan ha querido apadrinar la campaña.
Por todo ello, quieren que la marca sirva como paraguas de todo lo que los ciudadanos perdieron y ahora reclaman. De aquí al próximo 15 de septiembre, décimo aniversario de la caída de Lehman Brothers, organizarán acciones bajo un mismo lema, con tantos años como las propias adversidades económicas: no es una crisis, es una estafa.
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