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viernes, 8 de diciembre de 2017

Comunicado de CUPUMA: Aparecen los refuerzos

CUPUMA INFORMA:

05 DE DICIEMBRE DE 2017


Aprobación de la LEMES
La aprobación de la LEMES por parte del Consejo de Gobierno de la CAM y su remisión a la Asamblea, ha supuesto el pistoletazo de salida para que comiencen los trámites para su aprobación y posterior aplicación.
En la actual situación que vive el país, cualquiera con un mínimo de sentido común, podría-y debería- pensar que no era el momento más idóneo para añadir tensión a la vida, la política, y la enseñanza española. Pero quizá sus responsables han pensado que convenía aprovechar lo sucedido en Cataluña, puesto que  les podría proporcionar una cobertura beneficiosa, dificultando que el tema llegase a tener la adecuada repercusión en la opinión pública, y en los medios de comunicación, que siempre ha supuesto el temor principal, de un proyecto que se ha llevado a cabo a través de lo que podría denominarse una especie de  simulacro con apariencia participativa.
Hace ya muchos meses, en el comienzo de este proceso, CUPUMA explicitaba su postura:
“El rechazo de CUPUMA obedece a un doble motivo. De una parte, por razones de procedimiento, y de otra por desacuerdo radical con su contenido.”
A día de hoy, el diagnostico sigue siendo desventuradamente válido. Mientras CUPUMA siempre ha sido partidaria de un proceso participativo, la CAM ha tratado de cubrir el expediente, pero negándose en la casi totalidad de los casos, a la posibilidad real de que nadie interfiriera sus propósitos, lo que ha supuesto dejar insatisfechos a casi todos. El planteamiento resultó tan burdo que resultó evidente que únicamente se han tenido en cuenta-obviamente en porcentajes notablemente diferentes, y solamente cuando los Rectores amenazaron con oponerse a la LEMES- las opiniones de la CAM y la CRUMA.
La comunidad universitaria no existía, no contaba, e incluso con frecuencia se utilizaba su presencia en reuniones informativas, para incluir sus nombres -o sus siglas- entre los contribuyentes, sin, por supuesto, dar a conocer su desacuerdo con el contenido de la ley. Por otro lado, y aunque se han llevado a cabo algunas modificaciones de menor calado, que han limado algunas aristas en los planteamientos más lesivos para la supervivencia de las Universidades Públicas, no se ha producido ningún tipo de modificación esencial, que le aparte de su objetivo de imponer a cualquier precio un modelo de Universidad gerencial donde la competitividad y el rendimiento económico son los cimientos  inamovibles de su estructura.
Lo que ha supuesto una novedad en las últimas fechas, ha sido que el grueso del ejército invasor, comandado por la CAM, ha recibido refuerzos desde el exterior, ante la perspectiva de que no llegase a buen puerto el tan anhelado y preparado asalto.
Como ya señalase CUPUMA, los pilares de la LEMES en su intento de abordaje a las Universidades Públicas se centraban en el control de lo que consideraba los elementos claves para que fuera eficaz el proyectado desembarco. Y estos eran fundamentalmente tres: financiación, profesorado y el más a priori, más complicado: lograr que, de forma simultánea y coordinada, se minimizasen y sustituyesen los órganos que aún mantienen restos de democracia y autonomía, a la vez que se potenciaban los menos democráticos entre los existentes.
AUSENCIA DE FINANCIACION
Desde que iniciara su andadura, el tema de la financiación ha sido clave en la LEMES. Por un lado, porque es evidente que gran parte de los problemas de las Universidades públicas tienen su origen en la asfixia voluntaria llevada a cabo por las CA para cambiar el modelo de Universidad Pública, y de paso, favorecer a las privadas. Por otro, es indiscutible que la inversión pública es absolutamente esencial para asegurar la igualdad de oportunidades y el acceso a la educación superior de todos los ciudadanos.
Como de costumbre, los datos nos proporcionan información irrefutable sobre las verdaderas intenciones de los legisladores: Como ya señaló el Informe UEC en su edición 2015, la universidad pública española había perdido, sólo en el periodo comprendido entre 2011 y 2012, 1.117 millones de euros de financiación neta.
En lo que respecta a la LEMES, se asegura que ha habido un cuarto borrador que prácticamente nadie de la comunidad educativa universitaria ha tenido oportunidad de consultar con algún detenimiento, y posteriormente, la intervención del Ministerio de Hacienda parece que ha sido notablemente relevante. En algún momento de la recta final del proceso, – se afirma que Montoro ha tenido bastante que ver- los “ajustes económicos” se han reproducido con especial intensidad e importancia. No disponemos, en este momento, de datos ni cifras fidedignas, pero existen indicios lo suficientemente significativos, como para temernos lo peor. Los Rectores -que se han dado por satisfechos con mantener el reparto y equilibrio de poderes en el Consejo Social, abandonando su amenaza de plante- parece que ahora andan divididos y molestos, a la vista de unas perspectivas de financiación tan magras y escuálidas, como insuficientes.
Hasta la versión de septiembre aparecía, en la exposición de motivos, pág. 17, el siguiente párrafo: ”es objetivo de la financiación de las universidades públicas madrileñas, el alcanzar un 1,22% del PIB de la CAM.” No se especificaban los motivos de la elección de ese porcentaje, pero se corresponde con la media de lo que invierten, en educación superior, los países de la OCDE. Si nuestro punto de referencia son los países de la OCDE, parece razonable que dispongamos de un presupuesto equivalente al que ellos disponen.
El problema es que 1,22% del PIB de la CAM se acerca a los 2.000 millones de euros y el presupuesto para educación superior en la actualidad apenas alcanza los 900 millones de euros, algo menos de la mitad. Solo se trata de una cifra de referencia, que carece de fuerza normativa, pero el hecho de que haya desaparecido hasta su sola mención,-para evitar pillarse los dedos- es indicativo de que las dificultades presupuestarias serán enormes, sobre todo teniendo en cuenta que la LEMES plantea unos gastos adicionales de notable envergadura, que nunca estuvo claro cómo se iban a sufragar.
El problema es que, sin financiación adecuada, la LEMES o carece totalmente de sentido y viabilidad, o será en breve plazo el brazo ejecutor de una rápida desaparición de las universidades que no sean de “excelencia” a juicio de la CAM. Por si fuera poco, la  insuficientemente aclarada financiación de las infraestructuras, supone la perfecta guinda del pastel.
En semejantes condiciones todo aquello que conlleve un cierto gasto de dinero-por mínimo que éste sea- está condenado a no ponerse en marcha jamás. El objetivo de que, con suerte, logremos alcanzar en un plazo más o menos breve, un nivel equivalente al de 2011-cuando aumentaron brutalmente las tasas y disminuyó la inversión pública- puede darnos una idea bastante aproximada del porvenir que nos aguarda.
En este punto aparecen dos subtemas que aparentemente no tienen excesiva relación con lo que nos ocupa. Pero como las apariencias engañan, un estudio más detenido y cuidadoso, demuestra que eso sólo se puede mantener si nos conformamos con un  análisis superficial de los acontecimientos.
Para más información visitad la web de CUPUMA

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