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jueves, 4 de diciembre de 2014

Sanidad y Educación Públicas, asfixiadas por los recortes y trasvases del Gobierno

LA MAREA.COM: Cinco años de recortes ahogan a profesionales sanitarios y educadores


Los funcionarios recibirán un cuarto de la paga extra de hace dos años, una vez que se ha comprobado “que las condiciones económicas han mejorado”. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunció de este modo el pasado 12 de noviembre que daría cumplimiento a lo que diferentes tribunales estaban ya obligando con sentencias judiciales en las que se recuerda que “los recortes no pueden aplicarse con carácter retroactivo”. El montante que ahora se devuelve corresponde al pago extraordinario de Navidad que el gobierno de Rajoy anuló en 2012.
Pero Montoro dijo algo más. El ministro anunció que, por quinto año consecutivo, los funcionarios verán congelado su salario. Bajo la expresión “racionalización del gasto”, los funcionarios han soportado además una rebaja salarial de hasta el 7% en 2010. Si se añaden los recortes de las autonomías, el resultado de la ecuación es un empeoramiento de dos sectores vitales para el Estado del Bienestar: la Sanidad y la Educación. Una situación que no sólo afecta a pacientes y estudiantes (ahora etiquetados ambos con el eufemismo de “usuarios”), sino que se extiende a los propios profesionales.
Según un estudio del sindicato médico CESM, los médicos españoles han perdido de media hasta un 25% de su poder adquisitivo desde junio de 2010 hasta enero de 2013. Pero la situación en el sector no sólo es dramática desde el punto de vista salarial. Cada año la precariedad y la temporalidad son mayores. La mitad de los médicos tiene la plaza en propiedad y, de ellos, sólo el 8,8% es menor de 40 años. De los que no tienen plaza, la mayoría trabaja en la Sanidad publica (66,5%) y cuatro de cada 10 tiene un contrato inferior a seis meses. Además, el paro del personal de enfermería ha aumentado un 400% en los últimos años, lo que coloca a la profesión sanitaria en uno de sus peores momentos.
Con estos datos no es de extrañar que cada año aumente el número de profesionales sanitarios que decide irse al extranjero. Según la Organización Médica Colegial, durante 2012 y 2013 cerca de 6.000 médicos solicitaron el certificado de idoneidad para trabajar en el extranjero, lo que representa prácticamente una promoción entera de Medicina.
¿Qué ocurre con los funcionarios que se quedan? Si hacemos caso a las cifras que manejan los sindicatos, su situación no hace más que empeorar. Por ejemplo, en Educación. Es el caso de Ana (nombre ficticio para evitar que la reconozcan). Ella es profesora de francés y el año pasado daba clase a 60 kilómetros de su domicilio: “Hacía 120 kilómetros al día, cogía mi coche y el transporte público. En total, se me iban 150 euros al mes”.
Muchos compañeros de profesión de Ana viven en la misma situación. Trabajan en lo que se conoce como “puestos voluntarios” donde, con suerte, consiguen una media jornada y un sueldo que no llega a los 1.000 euros. Algunos se quedan en un tercio de jornada y 600 euros mensuales como gratificación.

Miedo a significarse

En la profesión hay miedo. No son pocos los profesores con los que ha contactado La Marea y que se han negado a dar su testimonio por temor a represalias. “Me da miedo hasta ponerme la camiseta verde”, relata una maestra, “porque la gente te clasifica, incluso tus mismos compañeros. Con los recortes grandes, la gente se movió mucho, pero ahora están desmotivados y se mueven poco. Y eso que estamos peor que nunca”.
El caso de Ana no es más que la punta del iceberg de la degradación de la Educación. Según el estudio Pérdida de empleo, precariedad e inestabilidad, del sindicato STEs Intersindical, desde 2009 se han perdido un total de 36.514 profesores en todas las enseñanzas escolares de los 509.678 que había hace cinco años. Es decir, hay un 7,2% menos de maestros que entonces. A eso hay que añadir que ha aumentado el número de estudiantes por clase, un factor que provoca que la Educación pública se deteriore cada día más, lo que favorece a la enseñanza privada.
Tanto los profesionales sanitarios como los educativos bajan la mirada cuando son inquiridos por el futuro. Aquellos que conocieron otros tiempos se despachan con un lacónico “lo que hemos perdido va a ser difícil de recuperar”. Sólo los más entusiastas confían en la presión de las mareas y en que “con otro gobierno llegarán tiempos mejores”.

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