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jueves, 29 de agosto de 2013

La oposición le recuerda a Wert que las ayudas que recorta no son becas de excelencia, sino un recurso para la igualdad de oportunidades

EL PAÍS.COMWert se defiende de las críticas a sus becas prometiendo más dinero

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, respondió ayer a las críticas al nuevo sistema de becas —que el PSOE cree un “golpe a la equidad”— con más dinero: las ayudas generales (las destinadas a garantizar que nadie deje los libros por falta de recursos) serán el curso que viene de 1.417 millones de euros, 250 millones más, aseguró, que el curso pasado, pero solo 30 más de lo gastado el anterior. La promesa llega en un momento en que las economías familiares están resentidas por la crisis general y la subida de las tasas.
En todo caso, será un dinero a repartir, casi con toda seguridad, entre menos becarios, tras el endurecimiento de los requisitos académicos para acceder a las ayudas. Cuántos menos serán aún no se sabe, pues, como ha recriminado el Consejo de Estado y, ayer, la mayoría de grupos en la Comisión de Educación del Congreso, el ministerio no ha publicado ningún estudio, cálculo ni estimación sobre el impacto de esas nuevas exigencias académicas. Ni siquiera se sabe aún cuantos becarios menos hubo el curso pasado —criticó con insistencia Martí Barberá, de CiU—, cuando ya se dio el primer paso en el endurecimiento de exigencias. Son “muy pocos”, dijo Wert antes de prometer que la información al respecto será publicada en cuanto esté lista. Los rectores lo han cifrado en, al menos, 22.000 becarios menos.
Así, en medio de un mar de datos escasos y confusos y argumentos enquistados, el debate de ayer se podría resumir en las siguientes preguntas: ¿debe exigírseles más a los que reciben una beca que al resto de alumnos?, ¿cuánto más? Wert, claro, cree que sí, porque la sociedad hace un gran esfuerzo para aportar ese dinero en un contexto de crisis como el actual y porque eso mejorará la eficiencia e incentivará la mejora de un sistema que ha sido “ciego a los resultados”, objetivo básico de todas sus políticas, dijo.
Pero esas nuevas exigencias, que para él no son excesivas ni excluyentes, para la mayor parte de la oposición sí lo son porque atacan al principio de igualdad de oportunidades. Es injusto, alegan, exigir unos resultados a la llegada a la universidad por encima de lo que el sistema (los profesores) consideran suficiente para aprovechar los estudios (un aprobado); por ejemplo, hay que obtener un 6,5 para obtener una beca que suponga dinero y un 5,5 para no tener que pagar tasas. Después, para mantener la ayuda, deben sacar unas notas muy por encima de lo que el resto de alumnos deben cumplir para continuarlos (requisitos de permanencia). Tanto unos como otros, recordaron varios portavoces, reciben subvención: la matrícula cubre menos de un tercio de lo que cuesta la universidad pública; el resto lo paga la Administración.
El grueso de las becas objeto de polémica se refiere a las enseñanzas posobligatorias, ha insistido también el ministro al defender los nuevos requisitos. Estos, en realidad, ya se anunciaron el año pasado y finalmente se han suavizado en algunos casos. Lo que es completamente nuevo es el otro punto de la polémica: la cuantía de las becas. Esta se divide en dos partes, una fija mucho más baja que la que se concede ahora, y otra variable, cuyo montante dependerá de la renta familiar, las notas del alumno y del presupuesto que quede después de repartir la parte fija. El ministerio defiende que será más justo, con menos saltos entre rentas parecidas, y que los que más recibirán son los alumnos de menos ingresos y mejores notas. Será un sistema más equitativo, dijo Wert, porque dará “más a quien menos tiene y más a quien más se esfuerza”. El argumento de la oposición, de nuevo, es que estas no son unas becas de excelencia, sino que se trata de cubrir unas necesidades básicas para que el alumno con pocos recursos pueda estudiar.

Claves del nuevo modelo

¿Qué son las becas? Son un derecho para los estudiantes que cumplan unos requisitos de renta. "El cumplimiento del deber constitucional de garantizar la igualdad de los ciudadanos en el acceso a la educación requiere la remoción de cualquier obstáculo de naturaleza socioeconómica que dificulte o impida el ejercicio de este derecho fundamental", dice el real decreto de becas 2013-2014.
¿Son nuevas las exigencias académicas? Siempre ha habido unos mínimos de aprovechamiento académico para mantener la ayuda. Antes, si se cursaba una carrera de cuatro años, solo se podía ser becario durante cinco y se debía aprobar el 80% de las asignaturas (el 65% y en seis años en las ingenierías). Desde 2011, las ayudas no cubrían las terceras matrículas de una misma materia.
¿Cuánto hay que aprobar? Lo más novedoso, aunque ya empezó a aplicarse el año pasado, es que a los alumnos ya no les basta el cinco de nota de acceso a los estudios para obtener una beca. Deben llegar con un 5,5 de nota media, con un 6 en la FP de grado superior y un 5,5 en el acceso a la universidad para no tener que pagar matrícula y un 6,5 para una ayuda de dinero. Para mantenerlo en cursos posteriores, hay que aprobar la mayor parte de las signaturas o sacar entre un 6 y un 6,5 de media.
¿Quién recibe qué? Si obtienen nota suficiente, los estudiantes de hogares de cuatro miembros que ingresan por debajo de los 38.800 euros anuales no pagan esa matrícula. Para las que suponen dinero (las dirigidas a compensar que los hijos de familias pobres estudien en lugar de trabajar), las familias de cuatro miembros no pueden superar los 14.000 euros anuales. Para la ayuda de residencia en otra comunidad, el umbral es de 36.421.
¿Cuánto se recibe? Habrá una parte fija de 1.500 euros para las becas-salario y otros 1.500 para las de movilidad. Una vez repartida entre todos los becarios esa parte (además del dinero para la exención de tasas), el presupuesto que quede se repartirá en función de la renta del alumno, sus notas y las de sus compañeros.

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