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miércoles, 19 de junio de 2013

La LOMCE explicada por quienes la defienden da aún más miedo... Gomendio analiza 10 puntos de la contrarreforma

EL CONFIDENCIAL.COM: "Los trabajos serán para los mejores": La secretaria de Estado disecciona la LOMCE

La LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) ha generado gran polémica. Partidos de oposición, colectivos sociales y formaciones autonómicas han manifestado de una forma u otra su rechazo. Y tampoco en lo  personal el ministro que ha impulsado la reforma parece estar en su mejor momento: desde los estudiantes negándole el saludo hasta la publicación esta misma semana en Vanitatisdel proceso de divorcio en el que está inmersa la Secretaria de Estado de Educación, y su actual pareja, los frentes se le multiplican a Wert. Sin embargo, estas críticas, a las que se suman las voces que acusaban a la LOMCE de priorizar la enseñanza de la religión, parecen estar alejándonos de la discusión sobre los aspectos esenciales de la ley. La secretaria de Estado, Montserrat Gomendio, ha explicado esta semana aEl Confidencial en qué consiste en realidad la reforma, por qué es importante y cuáles son los propósitos que la animan. La LOMCE, desglosada en 10 puntos.

¿Es un cambio radical de modelo?

Una de las críticas más frecuentes tiene que ver con la incomprensión de la mayoría ciudadana de las continuas reformas que afectan a nuestras normas educativas. Cada nuevo Gobierno se propone modificar las leyes referidas al proceso de formación, lo que, a medio plazo, genera una acentuada sensación de inutilidad respecto de los cambios. La gente no entiende que haya tantos y tan seguidos. En este orden, la secretaria de Estado asegura que “el verdadero cambio se produjo con la LOGSE de 1990, a partir de la cual todos los cambios no fueron más variaciones sobre el mismo modelo, ese que aseguran el principio de comprensividad, ese que pretendía tratar por igual a todos los alumnos. La LOMCE es una reforma parcial, no es una nueva ley, pero sí produce transformaciones equiparables a las que produjo la LOGSE, porque lleva consigo un cambio de modelo”.

¿Gastamos demasiado?

En plena época de recortes, y cuando buena parte de las críticas sobre la educación inciden en la falta de presupuesto, la secretaria de Estado coloca también el gasto en el centro de la diana. “Hay que cambiar el modelo, que es ineficiente. Requiere muchos recursos pero no da los resultados esperados. Con este sistema, el 40% de los alumnos ha repetido al menos una vez al llegar a los 15 años. Eso supone 500.000 alumnos más en el sistema de los que habría si no se diera esa tasa de repetición. Solo eso supone 2500 millones de euros más al año. Y como es bien sabido, repetir, en general, no soluciona los problemas y no es una estrategia eficaz”.
¿Universalizar el acceso a la educación debe ser el objetivo?
Ese gasto excesivo proviene, en gran medida, de prolongar la intención que animó las viejas leyes. Veníamos de un país que debía incorporarse a la modernidad, y eso suponía un esfuerzo presupuestario que supliera las deficiencias formativas que en España se daban, por lo cual el “el principal objetivo de las normas fue universalizar el acceso a la educación, haciéndola gratuita hasta el final de la etapa obligatoria a los 16 años”. El problema, asegura Gomendio, es que “ese propósito se ha articulado a través de un sistema muy rígido que trata a todos por igual, que es muy uniforme, y en el que todos los colegios siguen el mismo modelo”. Hoy es tiempo de fijarnos otras metas, ya que los resultados de ese modelo no son los mejores: “ahora ya tenemos a toda la población escolarizada, pero uno de cada cuatro alumnos no continúa más allá de la etapa obligatoria o ni siquiera titula. La equidad no debe medirse sólo por el input, esto es, por el porcentaje de población que accede a los estudios, sino por sus resultados, por qué pasa con esos alumnos una vez que terminan la etapa educativa. Y hay que decir que los números son muy malos, porque todo el mundo entra, pero uno de cada cuatro alumnos queda excluido antes de conseguir la titulación, mientras que los que continúan obtienen resultados muy pobres en la comparativa internacional.
¿Pueden los mejores alcanzar su verdadero potencial? La igualdad, a discusión
El error del sistema actual, señala Gomendio, es pensar que “la igualdad de oportunidades tiene que ver esencialmente con conseguir la igualdad de resultados. Tenemos que partir de la primera, pero hay que reconocer que los talentos son muy diversos y que la tarea del sistema educativo no es que todos alcancen el mismo objetivo, sino que desarrollen al máximo su potencial”. Eso implica trayectorias profesionales diversas, ya que habrá quienes sigan el camino de la universidad, ya que encontrarán su futuro estará en un  campo laboral para el que la titulación universitaria resulta útil, mientras que “otros, por sus capacidades, aspiraciones, expectativas, por su vocación, o por seguir lo que les hace ilusión, buscarán una formación mucho más práctica y querrán incorporarse antes a un empleo…Todos somos diferentes”.  Esa diversidad, señala la secretaria de Estado, no está contemplada por “un sistema educativo demasiado rígido que no sabe detectar las fortalezas y las debilidades a tiempo para que el alumno pueda anclarse en aquello en lo que es bueno”. Ahí radica la necesidad de las evaluaciones externas, un instrumento puesto en marcha, afirma,  para que los problemas salgan a la superficie. “Hay alumnos que pasan de primaria a secundaria teniendo serias dificultades lectoras. Hoy, como las pruebas de evaluación no existen, los problemas se van arrastrando y agrandando: si no sabes leer bien es imposible aprender nada”.
¿Las evaluaciones externas son un mecanismo excluyente?
Lejos de ser un proceso que sea utilizado como mecanismos de selección de los mejores, Gomendio asegura que al definir y clarificar los objetivos a cumplir y al incentivar el esfuerzo, se convierte en algo que beneficia a todos. “Las evidencias dictaminan que van a mejorar el rendimiento del conjunto de alumnos, y no solamente de los más capaces. Pero, por alguna razón que desconozco, se suele entender que nuestras medidas van encaminadas sólo a mejorar el rendimiento de una élite. No es así. Son preferentemente los de bajo rendimiento los que mejoran gracias a las evaluaciones. Además, Europa ya nos ha llamado la atención porque somos el país que tiene más disparidad de resultados entre CCAA, y eso no es equitativo. Al tener los mismos objetivos en todo el país y para todos los alumnos vamos a poder garantizar un mínimo de formación equiparable".
¿Están los profesores en contra de la reforma?
Las voces más críticas respecto han provenido del profesorado, que ligaba la existencia de estas evaluaciones a una intención de fondo de eliminar la equidad en la educación. Según Gomendio, “El discurso de la igualdad de oportunidades y de la equidad suena muy bien y le parece razonable a todo el mundo, pero uno no puede pretender que el modelo siga en marcha sin tener en cuenta los resultados. Y cuando uno se pone a hacer el diagnóstico, ve que los resultados no son buenos. No podemos quedarnos fosilizados en la etapa anterior, porque nuestros estudiantes deben tener un nivel formativo equiparable al de los estudiantes de los países con los que van a tener que competir. Y los profesores son en su gran mayoría muy conscientes de esto. Ellos viven en el día a día la falta de disciplina en el aula, la falta de incentivos, la ausencia de autoridad… Por eso, en las reuniones que hemos tenido, que han sido muy discretas, y a las que hemos invitado a profesores de todo el espectro ideológico, todos han estado de acuerdo en la necesidad de un cambio. Han podido disentir en aspectos parciales, pero no en la necesidad de la reforma, porque los resultados son obvios”.
¿Cuál debe ser el papel de la Formación Profesional?
Para Gomendio, la brecha entre aquello en lo que se forman los estudiantes y lo que el mercado de trabajo demanda es muy amplia, y ese es un espacio que los planes educativos deben tratar de reducir al máximo. Para conseguir una formación menos académica y más práctica, la LOMCE ha apostado por dotar de nuevos mecanimos a la Formación Profesional para hacerla más atractiva. “En nuestro país hay un porcentaje bajísimo de jóvenes que elige la FP, mientras que en los países con menor tasa de abandono educativo temprano, que siempre va ligada a una tasa de desempleo más baja, hay hasta un 70% de los estudiantes que opta por la FP. Por eso entendemos que debemos modernizar la FP, dotándola de diversidad de trayectorias. Parte de la razón por la que no resulta atractiva es que los ciclos se convierten en callejones sin salida. Por eso hemos ideado unas pasarelas que permiten un flujo mayor de los alumnos de FP de grado medio hacia el grado superior, algo que hoy apenas se da. Esperamos que la flexibilización de trayectorias y la posibilidad de elegir antes (para poder probar, y siempre con la posibilidad de volver a la vía académica) permitan que la FP se desarrolle con éxito”.
¿Servirá un título para encontrar trabajo?
Una de las preocupaciones que con mayor frecuencia ponen de manifiesto estudiantes y recién titulados es la escasa utilidad que suele tener un diploma a la hora de encontrar un empleo. La saturación de la oferta, el contexto de crisis y el cambio de modelo productivo generado por la globalización están provocando que los esfuerzos de muchos años se conviertan rápidamente en papel mojado. Para Gomendio, “que vamos a competir todos contra todos no es una opción, es la realidad. Que China está haciendo un esfuerzo enorme en el ámbito educativo y que no vamos a poder competir con ellos en términos de cantidad es obvio. Entonces,vamos a tener que competir en términos de calidad. En un mundo en el que todos competimos contra todos, lo que un sistema educativo tiene que conseguir es que cada estudiante descubra aquello en lo que puede estar entre los mejores, independientemente de lo que eso sea. Las medias tintas no van a servir. Ya no bastará con ser un arquitecto medianamente bueno, ni un fontanero medianamente bueno, porque los trabajos se los van a llevar los mejores. Y eso supone que estaremos obligados a tener un nivel formativo muy bueno y que debemos ser conscientes de que no todos van a poder tener el mismo objetivo. Unos serán arquitectos muy buenos, otros harán diseños digitales muy buenos, otros serán físicos muy buenos y otros harán otra cosa muy bien. Pero lo que está claro es que cada uno tiene que dirigirse hacia aquello en lo que puede despuntar. En este momento tenemos un problema serio, y es que hemos generado la sensación de que todo el mundo debía seguir el mismo camino, que bastaba con hacer el bachillerato y luego ir a la universidad para tener un trabajo. Y luego, por alguna razón, el 50% de los estudiantes terminaba eligiendo ciencias sociales y jurídicas, algo para lo que no hay tanta oferta en el mercado laboral.  Pero, al mismo tiempo, a esos estudiantes no se les ha facilitado la información precisa. Ya no hay un título que por bueno que sea te garantice un trabajo, luego tendremos que diversificarnos y encontrar aquella especialización, académica o no, en la que realmente podamos hacernos fuertes, despuntar y estar entre los mejores. Para algunos, tendrá que ver con algo académico y para otros con algo práctico".
¿Es una reforma ideológica?
Gran parte de las acusaciones emitidas desde colectivos políticos y sociales señalaban el carácter ideológico de la reforma, en tanto se priorizaba un modelo de educación ligado a las necesidades del mercado en lugar de a las formativas. Según Gomendio, los cambios han estado impulsados por la evidencia: instigar una formación más práctica que permita un mejor acceso al empleo, las evaluaciones al final de cada etapa o la concesión de una mayor autonomía a los centros, son aspectos que carecen de matices ideológicos. “Estas medidas han dado buenos resultados en países como Inglaterra, Alemania, Holanda o  Finlandia, por no hablar de los países asiáticos. No podemos permitirnos que la brecha entre nuestros resultados y las de esos países se agranden cada vez más porque así no podremos competir con ellos".
¿Qué pasa con Cataluña?
El asunto de fondo no es normativo, asegura Gomendio, sino de voluntad, ya que hay sentencias que no se cumplen. “Nosotros no hemos criticado el sistema de inmersión lingüística, simplemente nos limitamos a respetar el derecho de las familias a elegir entre el idioma cooficial o el castellano. Como las resoluciones judiciales se han incumplido reiteradamente, hemos dado una solución a esas familias, que podrán acudir a un colegio privado. Y como corresponde a la CCAA sufragar los costes, nosotros adelantaremos los recursos y luego los deduciremos de la transferencia que se da a esa CCAA. Nosotros no entramos a opinar en nada más”.

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