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domingo, 29 de julio de 2012

No son ganado (artículo de opinión de Fernando J. López)


Recomendamos la lectura de este artículo publicado en esodelaeso.blogspot.com.es:

No son mano de obra. Ni mercancías. Ni ganado. Son  alumnos. Niños y adolescentes que se están construyendo a sí mismos y a los que hemos de darle todas las herramientas para que esa construcción sea lo más plena posible. Personas con situaciones familiares y socioeconómicas diversas, heterogéneas, con peculiaridades intelectuales, afectivas, psicológicas. Alumnos en los que hemos de fomentar todo lo bueno que hay en ellos para ayudarles a madurar y a desarrollar su pensamiento crítico.

Pero la nueva -y nefasta- ley que propone Wert va en la dirección contraria. Su idea es suprimir y segregar, condenar al ostracismo a quienes no tengan los medios para afrontar el sistema que se nos propone. Un sistema donde, además de contar con aulas abarrotadas y medios insuficientes, habremos de luchar con ideas que promocionan la estigmatización del alumno y que abandonan, por completo, la atención a la diversidad.

En el nuevo modelo, la atención a la diversidad no está dirigida a la integración, sino a la separación. La diversidad no será un factor que enriquezca las aulas, sino que se buscará el modo de segregar cualquier clase de diferencia para, en un modelo digno de novela preindustrial dickensiana (lean Tiempos difíciles), crear futuros obreros complacientes, sumisos y sin una formación cultural e intelectual mínima.

A partir de los doce años el sistema ya sabrá quiénes sobran. Y sí, sé que dicho así suena muy crudo, pero quizá debamos acostumbrarnos a emplear los verbos correctos -en vez de los eufemismos que nos proponen- para entender hacia dónde nos conduce esta sinrazón. 

En mi caso, no soy padre, pero si lo fuera estaría francamente preocupado. Lo estaría porque según la capacidad, la situación, el entorno de mi hijo, este tendría más o menos opciones. Y, si necesita ayudas, apoyos o refuerzos, no solo no los tendrá, sino que se le invitará amablemente a dejar de estudiar ciertas materias, a abandonar ciertos tramos del sistema (para qué darle la opción de superar obstáculos cuando podemos ahorrarnos su presencia en nuestras aulas) y a cultivarse en otras mucho más prácticas que le hagan, cuanto antes, una persona no necesariamente feliz, pero sí altamente productiva.

Como profesor, desde luego, estoy tan alarmado como triste. Pero precisamente ahora es cuando no pienso dejar este sistema. Porque es en este terrible momento cuando los docentes implicados con la educación debemos luchar, desde dentro, por convertirnos en el Caballo de Troya que permita huir a nuestros alumnos de este monte espartano desde el que nuestro ministro pretende despeñarlos. Una generación a la que quiere condenar a la pobreza intelectual y a la segregación como modelo de convivencia.

Por eso, porque lo que está ocurriendo es de una extrema gravedad, les recomiendo que, por favor, lean el estupendo artículo que la profesora Guadalupe Jover -publica hoy en El PaísNegar la educación

Es necesario que todos sepamos lo que está ocurriendo. Lo que -si no lo frenamos antes- va a ocurrir.

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