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Con las puertas cerradas al público y prácticamente sinalumnos. Así han estrenado este lunes la fase 2 los colegios madrileños. El avance en la desescalada permite ir a clase a los estudiantes de Primaria con problemas de aprendizaje pero la medida ha empezado con una repercusión muy escasa, incluso nula. La misma situación se ha vivido en Barcelona y Lleida, las provincias catalanas que aún permanecían en la fase 1. Cataluña abre los centros de forma parcial para todos los niveles pero el número de chicos que acuden es igualmente muy reducido.
"Los profesores se han puesto en contacto con las familias de los niños que necesitaban refuerzo y todas han declinado traerlos", explica el director de una escuela pública del distrito madrileño de Villaverde. "Es un porcentaje muy pequeño del alumnado", agrega al otro lado de un pupitre colocado en la entrada como señal de que el acceso no se realiza con normalidad. Para llegar a ese punto el visitante debe de hecho haber tocado el timbre y se le permite el paso solo cuando ha anunciado su identidad.
El profesorado ha sido el encargado de elaborar la relación de posibles asistentes y de contactar con los padres, que finalmente son los que deciden si aceptan que sus hijos recuperen la educación presencial. Para evitar aglomeraciones esa asistencia se realiza con cita previa.
María, madre de una menor de nueve años, no ha recibido, sin embargo, ninguna notificación. "Me interesa que mi hija venga para recibir las clases de apoyo. Tiene una discapacidad de aprendizaje y es como si fuera retrasada un curso. Durante el confinamiento le ha resultado muy difícil seguir las lecciones online", cuenta ante un centro al que ha acudido a informarse. Para ella hubiese sido "un alivio" que la niña pudiese empezar nuevamente en 3º de Primaria en septiembre. "Pero me han dicho que por esto no se repite curso", apunta apenada.
Desde la FAPA Francisco Giner de los Ríos señalan que las direcciones de los colegios iniciaron el jueves el envío de comunicados a los hogares para informar sobre la reanudación de las clases. La Federación de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado de la Comunidad de Madrid ve "muy importante" que los estudiantes con necesidades de apoyo puedan volver a las aulas pero ya vaticinaba que serían muy pocos los que lo harían.
Al miedo de algunos padres a posibles contagios por coronavirus y a la cercanía del final del año académico se suma que la decisión se ha dejado en manos de los profesores y estos han mostrado su rechazo al regreso. "Dependemos de que el docente quiera asistir o no al centro", manifiesta la FAPA.
"La vuelta a la presencialidad no es posible y, afortunadamente, gracias al trabajo de los equipos docentes y directivos, no es necesaria", mantiene la Federación de Enseñanza de CC OO de Madrid, que argumenta que el plan para la desescalada educativa es "insuficiente" y que los colegios no están preparados. "Los centros no pueden garantizar la seguridad porque no han tenido tiempo", coincide Carmen Alonso, presidenta del sindicato de profesores ANPE en Cataluña. "Esta vuelta es totalmente innecesaria. Han cargado a las direcciones con toda la responsabilidad", critica.
Pese a esas dificultades, este lunes los centros barceloneses se afanaban por ofrecer entradas escalonadas, controles de temperatura, itinerarios de circulación o cajones individuales de juguetes para los más pequeños. "Lo más difícil es mantener la distancia de seguridad", reconocían en una escuela infantil.
Con este regreso, Madrid, Barcelona y Lleida han seguido la estela del resto de zonas, que abrieron las aulas antes y en las que la afluencia ha sido baja. Castilla y León también ha comenzado la semana en la fase 2 y en su caso podrán volver los alumnos de 2º de Bachillerato para preparar la EBAU pero lo harán a partir del viernes. Cuestión aparte es la de Andalucía, donde este curso no se retomará ninguna actividad presencial.
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