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lunes, 20 de enero de 2020

El fracaso social de la educación (Raúl Gijón en elsaltodiario.com)

Artículo de Raúl Gijón en elsaltodiario.com

Por mucho que insistan algunos “expertos” y tertulianas, no hay un solo dato en el informe PISA que justifique el alarmismo con el que, anualmente, se recibe este en los medios. Los factores que explican la distancia entre la educación en España y la del resto del mundo desarrollado son la desigualdad económica y la falta de un modelo educativo útil. Hay una relación directa entre el nivel sociocultural de las familias –los ingresos y el nivel educativo de los padres– y el desempeño de los hijos en el colegio.

Decía Aristóteles que si el fin de la educación es la justicia, la educación debe ser única y la misma para todos, de modo que no sea el dinero y la clase social lo que diferencie la educación. En estas líneas se intentan proponer cambios en el camino hacia un modelo educativo adaptado a la sociedad del siglo XXI, desde el convencimiento de que otra educación es posible.

El problema de la Educación es, precisamente que no se habla de la Educación que queremos. Como si de un producto de consumo se tratara, se trocea, se divide, se distribuye en porciones planteándose, de manera interesada, debates segmentados y aleatorios sobre temas secundarios: los resultados PISA, si la religión debe estar en la escuela, si ésta tiene suficientes recursos, si la formación del profesorado es adecuada... Y todo barnizado con un discurso neoliberal centrado en los resultados y en la idea de que, como cualquier producto, incluso la Educación es objeto de compra y venta.

Por eso, el llamado fracaso escolar acaba siendo la plasmación del “fracaso social” en una sociedad que sigue sin considerar la Educación como una prioridad irrenunciable para garantizar el derecho de todos y todas a una formación de calidad en condiciones de igualdad y equidad.

Partimos en el análisis de una evidencia: en toda idea educativa subyace una ideología, una manera de ver e interpretar el mundo. La Educación nunca ha sido ni ha podido ser neutral, porque entonces el proceso educativo carecería de finalidad y se convertiría en algo banal y sin ningún tipo de significado. El fin último de la Educación debería ser la de crear una ciudadanía activa, crítica, que forme personas capaces de desafiar las prácticas antidemocráticas en el futuro. Es en ese sentido que debemos desescolarizar la escuela, sacando de ella lo que no forma ni educa al ser humano e introduciendo en la institución escolar los aspectos centrales de la educación integral.

La pedagogía, tal y como está planteada, ataca en lugar de educar, persigue el conformismo a través del aburrimiento y la imposición, la competición frente a la colaboración y la solidaridad, valorando sólo resultados inmediatos y usando el castigo y la memorización

LO QUE TENEMOS. ADIESTRAMIENTO PARA EL ÉXITO EN EL CAPITAL Y PRUEBAS.

Los ataques sistemáticos y deliberados sobre la Educación, en general y sobre la Educación pública en particular, han situado a la escuela actual lejos del objetivo de cultivar a su ciudadanía. Muy por el contrario, se pretende adiestrar, someter y preparar a personas útiles para un sistema económico capitalista, competitivo y agresivo. Una escuela que favorezca a unos pocos y deseche a la gran mayoría. Lo que hoy en día se practica en nuestras aulas tiene poco que ver con la cultura y mucho con la autoridad y el poder, como decía Pepita Martín Luengo, en un sistema educativo carente de contenidos, vacío de valores y eminentemente superficial y alienante. La pedagogía, tal y como está planteada, ataca en lugar de educar, persigue el conformismo a través del aburrimiento y la imposición, la competición frente a la colaboración y la solidaridad, valorando sólo resultados inmediatos y usando el castigo y la memorización como medios principales. La escuela mayoritaria de hoy sigue polarizada y obsesionada por el éxito y la clasificación, por los resultados medidos de manera estrecha, por la aceleración y la prisa. Un indicador claro de las consecuencias del tipo de educación que hoy se desarrolla en los centros escolares es el incremento de la violencia y de protocolos contra el acoso escolar. Sólo una reflexión sobre este asunto: si verdaderamente hubiese un deseo explícito de actuar positivamente sobre estas expresiones de violencia, se tendría que revisar el sistema al completo.

La gran lección de este examen es que los factores que explican la distancia entre la educación en España y la del resto del mundo desarrollado son otros dos, muy distintos: la desigualdad económica y la falta de un modelo educativo

En este ambiente agresivo contra la infancia, el resultado de una prueba es capaz de desestabilizar todo el planteamiento educativo de un territorio y, durante unos días, es portada de las editoriales periodísticas hasta que el tema desaparece por inanición. Pero, por mucho que insistan algunos “expertos” y tertulianas, no hay un solo dato en PISA, una prueba descontextualizada (y, como dice Juana Sancho, colonizadora) que justifique el alarmismo con el que, anualmente, se recibe este informe en los medios. La gran lección de este examen es que los factores que explican la distancia entre la educación en España y la del resto del mundo desarrollado son otros dos, muy distintos: la desigualdad económica y la falta de un modelo educativo útil. La propia OCDE lo recalca: hay una relación directa entre el nivel sociocultural de las familias –los ingresos y el nivel educativo de los padres– y el desempeño de los hijos en el colegio. Es el factor que más afecta a la educación, con mucha diferencia. Por eso, tan importante es combatir la pobreza infantil como asegurar que ésta no condiciona el futuro de los niños y niñas que la sufren, que no se perpetúa a lo largo de la vida, que no se transmita entre generaciones. Es en este punto donde la Educación cobra verdaderamente importancia y se conforma como uno de los ejes de la estrategia integral que la Comisión Europea recomienda a los países para combatirla.

LAS NECESIDADES, LAS MEDIDAS, LOS PLANES.

Todo lo expuesto significa que debemos hablar de financiación, de qué modelo de escuela queremos, cómo abordamos el reto de la inclusión social y educativa del alumnado, cuáles son los saberes relevantes, cómo afrontamos aspectos como la laicidad, la coeducación, de cómo articular la participación democrática de la comunidad educativa. Si respondemos a estas preguntas, seremos capaces de tener una imagen del modelo educativo que, como sociedad, queremos.

Para empezar a debatir sobre el futuro modelo educativo en el que participe toda la comunidad, lo primero que debe hacerse es crear estructuras políticas en el nuevo gobierno donde las desigualdades sociales, y en especial la pobreza infantil, sean prioridades políticas. En ese sentido, una Vicepresidencia del gobierno de Igualdad y una Secretaría de Estado para luchar contra la pobreza infantil deben servir para empezar a trabajar de manera coordinada y sistémica y para que la equidad sea el elemento central de la política educativa en los próximos años, porque existen desigualdades que requieren una acción global, una respuesta integrada que trasciende el centro escolar y que impacta, en gran medida, en la eficacia de las oportunidades educativas.

Cualquier sistema educativo orientado a la equidad considere la necesidad de diseñar estrategias de colaboración y coordinación conjunta, como puedan ser planes interdepartamentales o acciones intersectoriales

En este sentido, garantizar unas condiciones de educabilidad adecuadas (sean materiales o afectivas), generalmente degradadas en contextos de pobreza, puede resultar tan determinante como contar con un proyecto pedagógico de calidad o con profesionales bien cualificados. Ello exige que cualquier sistema educativo orientado a la equidad considere la necesidad de diseñar estrategias de colaboración y coordinación conjunta, como puedan ser planes interdepartamentales o acciones intersectoriales, para resultar más eficaces.

EXTREMADURA, EN RIESGO DE SER POBRE DE POR VIDA.

¿Y Extremadura? Nuestra comunidad autónoma se localiza en el sur estadístico del territorio español, donde se concentran las tasas de pobreza infantil más altas junto a Ceuta, Andalucía, Castilla La Mancha, Murcia y Canarias, según el índice de equidad educativa de Save the Children, que demuestra la relación entre pobreza infantil y la falta de equidad de las políticas educativas, cuando se limitan las oportunidades de aprendizaje de un niño en situación de exclusión social

A punto de cumplirse veinte años de que Extremadura recibiera las transferencias educativas, el sistema educativo de la región apenas ha mostrado una mejoría

El último Informe del Consejo Escolar de Extremadura (Marzo 2019) así lo reconoce: Extremadura se encuentra en una situación muy desfavorable (aunque se nota una leve mejoría con respecto al último Informe Pisa 2012), situándose en valores promedio de países como Portugal o Chile.

A punto de cumplirse veinte años de que Extremadura recibiera las transferencias educativas, el sistema educativo de la región apenas ha mostrado una mejoría. Las inversiones realizadas por la UE no se reflejan aún en una evolución significativa. El establecimiento de un modelo consolidado que permita, por ejemplo, situar a la escuela rural o la inclusión educativas en referentes a nivel estatal, son dos aspectos clave para nuestra comunidad. Bien es verdad que nuestra región estaba a la cola el siglo pasado, con índices de analfabetismo y retraso social y económico evidentes.

La educación en Extremadura necesita una profunda revisión de conjunto, un cambio de mirada, en el que las ciudades y pueblos se conviertan en agentes educadores

Mientras los problemas de pobreza infantil, desempleo juvenil y abandono escolar no se aborden a través de políticas autonómicas de inversión en infancia que mejoren el sistema educativo extremeño, seguirá existiendo la amenaza de que la pobreza educativa termine convirtiéndose en pobreza de por vida. Por todo ello, la educación en Extremadura necesita una profunda revisión de conjunto, un cambio de mirada, en el que las ciudades y pueblos se conviertan en agentes educadores. En ese marco, tal y como recomienda Save the Children en un reciente informe, la acción política debe centrarse en cuestiones clave como favorecer el acceso a educación infantil de calidad de 0 a 3 años de niños y niñas; revisar normativas y poner en marcha un plan de medidas contra la segregación escolar acordadas con las comunidades autónomas para reducir la concentración del alumnado desfavorecido, migrante y gitano; asegurar la gratuidad de material, comedor y transporte escolar a niños y niñas en situación de pobreza y su acceso a becas suficientes que promuevan su permanencia en la educación postobligatoria; dotar de recursos extra, impulsar programas de innovación y reducir la ratio a los centros educativos que escolarizan alumnado desfavorecido. Medidas todas claras, precisas y contrastables. Fuera de todo eso, palabras.

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