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El valor que se le otorga al aprendizaje y dominio de lenguas extranjeras es innegable en nuestra cultura. Esta cuestión se la han planteado desde hace muchos años la mayoría de países del entorno europeo y otros en el mundo con una gran dedicación a temas educativos. En el sistema educativo español desde hace algunos años se han incrementado las enseñanzas en otras lenguas.
La Comunidad de Madrid ha comenzado a implementar en el curso 2004-2005 un programa especialmente enfocado a reforzar la enseñanza del inglés, este programa llamado de bilingüismo, se inició en algunas escuelas primarias y se fue extendiendo hasta las etapas secundaria e infantil.
La evaluación que presenta la Comunidad de Madrid de este programa, en términos generales positiva, es parcial, ya que analiza resultados cuantitativos, pero carece de un plan de evaluación que, desde el análisis socio-psico-pedagógico de lo realizado, permita hacer tales afirmaciones. A pesar de ello, niega las críticas que, tanto desde las familias como desde el profesorado, se vienen realizando de forma muy generalizada a este programa en cuanto a la segregación que produce, la bajada del nivel académico, las dificultades de aprendizaje, el hecho de priorizar la enseñanza de vocabulario en detrimento de modalidades comprensivas y comunicativas, entre otras tantas valoraciones preocupantes.
Decimos que el programa es llamado “de bilingüismo” porque su nominación invita a la confusión a las familias, alumnado y profesorado. Bilingües son aquellas personas que, generalmente desde pequeñas, han sido expuestas a comunicarse en dos lenguas, ya sea en el mismo ámbito familiar o en en combinación con el social. El concepto se refiere a haber adquirido las mismas capacidades lingüísticas en dos lenguas y lograr mantenerlas, adquisición que también puede realizarse en etapas posteriores a la primera infancia.
Lo que en este caso se está ofreciendo desde la escuela es un programa de enseñanza de una segunda lengua extranjera y se desarrolla en una comunidad monolingüe. Los aprendizajes de segundas y terceras lenguas durante la escolarización pueden ser muy efectivos, y muchos países europeos están mejorando sus programas basados en los estudios científicos, pedagógicos, neurocientíficos, lingüísticos, realizados de forma comparativa. En la inmensa mayoría de ellos se espera a que el alumnado haya adquirido la lectoescritura en su lengua materna para introducir un segundo idioma, ya que se considera que es la base lingüística necesaria sobre la que se asentarán los nuevos aprendizajes. Así es que, salvo en Bélgica y en España que introducen el idioma inglés en educación infantil, en el resto de los países se hace a diferentes edades de la primaria, en algunos a los 6 años, los 7, los 9 y, en otros como Reino Unido, a los 11 años. Estos países obtienen valiosos éxitos en la adquisición de más de una lengua extranjera. Así lo recomienda la UNESCO: comenzar en la etapa primaria. Se considera que estos programas resultan más efectivos, más respetuosos y fáciles para niñas y niños, son menos costosos y no crean segregación entre los diferentes sectores sociales.
Nos preguntamos con sorpresa por qué el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid anunció a la prensa en septiembre que actualmente existe un replanteamiento del programa de bilingüismo, que dejará de centrarse en las etapas de primaria y secundaria para pasar a centrarse en las etapas de infantil (0-3 y 3-6 años) y en Formación Profesional. Manifestó que consideran que en la edad de 0-3 años es un momento en que la configuración del conocimiento es muy sencilla para los niños para aprender un idioma, y que eso se queda para toda la vida.
Este planteamiento, que no ha sido fundamentado pedagógicamente, nos recuerda a la alarma que nos produjo durante el curso pasado y el anterior una experiencia piloto que se realizó en algunas escuelas infantiles de la Comunidad de Madrid: jóvenes de habla inglesa, sin formación docente, procedentes de un programa de la Universidad de Washington, no centrado en estudios lingüísticos ni pedagógicos, sino interesados en el desarrollo cerebral, aterrizaron varias veces por semana en las aulas de niños y niñas de 1 a 3 años para “enseñarles a hablar inglés” y una vez por semana, grabar sus emisiones sonoras a través de una grabadora, que se les colocaba en un bolsillo de un chaleco.
Desde el nacimiento, el desarrollo de bebés, niñas y niños, se produce de forma global e interrelacionada. Las diferentes áreas van integrándose y complementándose, los bebés van descubriendo su cuerpo, sus posibilidades, relacionándose con sus seres cercanos, percibiendo con sus sentidos, descubriendo el medio e interactuando con él, sobre una base afectiva de seguridad y comunicación con las personas adultas que son su referencia y con el resto de su entorno. El lenguaje es parte de todo este proceso, se va gestando en la comunicación y en la comprensión. En las escuelas infantiles estamos atentas a estos procesos integrales y vamos haciendo propuestas didácticas al grupo y, a las niñas y niños en particular, para favorecer que el proceso de desarrollo sea rico, armónico, equilibrado, para ofrecer a cada cual lo que necesita en cada momento. Este proceso no es sencillo, sino muy complejo y delicado; suponer la facilidad de adquirir un segundo idioma y de su permanencia para toda la vida desde el planteamiento que realiza la Comunidad de Madrid sugiere un gran desconocimiento del desarrollo infantil.
Esta forma respetuosa de atender a la infancia requiere, por parte de los equipos educativos, mucha formación, sensibilidad, implicación y dedicación personal, trabajo en equipo, evaluación continua, comunicación constante con las familias.
Consideramos que el aprendizaje de una segunda lengua no está dentro de las necesidades de bebés y de niños y niñas de 0 a 3 años, que no debemos irrumpir en estos momentos de aprendizaje natural con elementos descontextualizados e introducir intencionalmente y de forma forzada el aprendizaje de una lengua que no se habla en el contexto social.
Consideramos que la red pública de escuelas infantiles debe garantizar una oferta de calidad y respetuosa para el conjunto de la población infantil, evitando segregaciones tempranas; no debe lanzarse a seguir experimentando con ensayos sin fundamento pedagógico y en contra de las recomendaciones internacionales y de la larga experiencia de todos los países de nuestro entorno.
Colectivos de Infantil de la Comunidad de Madrid:
Ameigi. «Asociación Madrileña de Escuelas Infantiles de Gestión Indirecta»
Junta de Portavoces 0-6
Plataforma de Madrid de Educación Infantil 0-6
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