Hay
mucho inútil en cómo contamos lo que sucede
Filosofía vuelve al Bachillerato, para que las palabras
con que decimos la realidad sean capaces de curar las
heridas que nos causamos de continuo.
De los usos que solemos hacer del lenguaje y de cómo
lo manipulamos para que nuestro color de mirada se imponga es muy responsable
el absolutismo de la educación dogmática. En nuestra
sociedad, como en las que nos han precedido, sigue muy vigente el principio de
la unicidad de la verdad y, por consiguiente, la legitimidad y obligación moral
de pelear por imponer credos particulares. De ahí a la exclusividad y, por
ende, a la persecución, ocultación y desprestigio de otros modos de ver lo que
acontece, independiente de nuestro control, no hay más que un paso. Y, para
facilitarlo, la tergiversación del campo semántico de las palabras, la
propaganda ambigua y la multiplicación omnímoda de nuestro discurso, son
claves.
Imperialismos
Todas
las guerras de religión –como las de cualquier otra índole- han tenido de fondo
este linaje y han contado con heraldos, primero, y relatores adecuados después,
que han difundido la triunfal victoria sobre perdedores incautos. Detrás, han
dejado heterodoxos y ortodoxos, reformas y contrarreformas, fundamentalismos y
progresismos de variado sectarismo. Todos los imperialismos han contado, igualmente, con auscultadores de posibles
desatinos evolutivos, merecedores de doma y castigo a cargo de colonizadores y
relatores del supuesto triunfo de la civilización frente a cuantos se
habían quedado rezagados del supuesto progreso. Blanco y occidental ha sido el
paradigma de humanidad adecuada, de mentes incluso muy ilustradas. Y valorar
rasgos compartidos, dentro de las diversidades de color, sexo y cualquier otra
condición, sigue siendo un reto cotidiano en nuestras sociedades que reclama la
ONU con la carta de los Derechos Humanos en la mano.
Si
el periodista Jamal Khasoghi murió o no a manos de enviados especiales de un
príncipe árabe casi es indiferente. El modo de contarlo oficial ha variado en apenas
dos días y, de paso, en el de recepción en las cancillerías occidentales,
Washington, sobre todo. Una vez más, la diplomacia está tratando de encubrir lo
evidente contándolo del modo más proclive a que no se dañen los jugosos
negocios de armas y petróleo, en que ni las cifras cuadran. A golpe de
repetición de que este hombre se metió en una riña, pronto la
vilipendiada moral subyacente será olvidada, para que el dinero siga fluyendo
por los cauces amistosos de siempre.
Reservados
En
los últimos meses, aunque la pederastia dentro de espacios eclesiásticos viene
siendo noticia importante en otras latitudes del Occidente católico, ha cobrado
fuerza en España su mención.Como prolongación del cortafuegos que este Papa trata
de oponer a estos comportamientos, también en España –pese a que no sean
notorios tantos casos como los denunciados en EEUU, Australia, Chile, Alemania,
Irlanda o Escocia- se plantea ahora que una Comisión “reservada” los ataje. Sin embargo,
significativo es de esta “reserva” lo expresado por dos de los responsables de
este mecanismo, más preocupados por la publicidad que por el rigor de la
justicia en igualdad. Si el presidente del episcopado alega que hay que
actualizar los protocolos de actuación, y que sea la Iglesia un “espacio seguro” para quienes le
confían a sus hijos e hijas, confesaba indirectamente la dejación
inquietante ocurrida. Y el obispo de Astorga, a quien se le ha encargado la
citada comisión, le cuesta entender que lo procedente no es que el agraviado
acuda a la justicia, sino que sea la institución que ha silenciado tantos abusos la
que los lleve a los tribunales y, en caso necesario, pague las indemnizaciones
correspondientes. Ser “sociedad perfecta” en el derecho canónico, no debe ser
eximente ante los códigos civiles y penales de los países con quienes, como en
España, se tengan firmados privilegiados acuerdos eximentes.
Por
su parte, en el plano más estrictamente político, estos días han sido pródigos
en mensajes cruzados. Los lanzados por el Tribunal Supremo respecto al exceso de celo de los
bancos con los impuestos de las hipotecas, son de los que dejan temblando todo
el sistema democrático. Los de los líderes políticos a propósito de España y
los españoles con motivo de los PGE (Presupuestos generales del Estado), para
pillar de paso todo tipo de votos desafectos, son más desatados, muy propicios
para la indiferencia cívica. No hace falta escuchar a los de Vox, Democracia
Ciudadana y similares. Basta ver y oír qué dicen los del PP –Tejerina ha estado solemne con la educación primaria en
Andalucía, y Dolors Montserrat muy pasada de teatralidad- ,
con Casado tratando de hacerle la zancadilla a
Sánchez ante Merkel, o con Ciudadanos procurando que no se note lo que es.
Y Filosofía
Alguien
en el Ministerio de Educación, cercano a Isabel Celáa, ha tenido la prudencia
de que la Filosofía recobre en Bachillerato un espacio que había perdido con
Wert. Puede que nos ayude a tener más sensatez para saber oír lo que estorbe o
ayude a la sana convivencia. Para quienes esa área de conocimiento sea un
estorbo o pérdida de tiempo, les será de interés volver a leer a Nuccio Ordine
y su reciente Clasicos para la vida (Acantilado, 2017) en que continúa
reflexionando sobre La utilidad de lo inútil (2013), resaltando
la importancia de los saberes humanistas que nos ha legado el pasado, frente a
quienes solo dan valor al dinero y la ganancia. Añadan en la cesta
de lectura al americano Michael J. Sandel, filósofo de éxito
en Harvard y reciente premio Princesa de Asturias por la ejemplaridad
pedagógica de sus trabajos “sobre los fundamentos normativos de la democracia
liberal y la defensa tanto de las virtudes públicas como del pluralismo de
concepciones del bien en nuestras sociedades”.
Manuel Menor Currás
Madrid, 21.10.2018.
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