Fuente: Jordi Martí para xarxatic.com
Lo de ser liberal no mola porque emplear el capital en la producción y distribución de la riqueza sin intervención del gobierno, reduciendo su papel a simple árbitro legislador, no da suficientes beneficios. Al menos en el ámbito educativo porque, por lo visto, lo de ser liberal uno sólo se demuestra con terceros. Ya, todos conocemos el concepto de neoliberalismo. Concepto surgido por la necesidad que tienen algunos de, debido posiblemente a sus limitaciones de progreso en un libremercado, seguir cobrando de los impuestos de todos mientras alardean de la necesaria privatización de los servicios, la libre competencia e, incluso, la reducción de costes en determinados ámbitos para, supuestamente, mejorar su gestión. Todo muy lógico y coherente. Cobrar del papá Estado un buen dinero para ponerse a criticar al papá Estado.
Pues este tipo de personajes son los que tenemos en el ámbito educativo. Asesores que, quizás en alguna ocasión en el pleistoceno, dieron clase cuyo único objetivo es desprestigiar a los docentes y al sistema educativo público. Grandes defensores de los conciertos educativos pero siempre, curiosamente, poniendo la mano para que cada fin de mes los incautos ciudadanos, mediante sus impuestos, les den de comer. Y no salen baratos. No, no sale nada barato tener a este tipo de asesores (póngase el cargo que uno desee, siempre que sea a dedo y nunca por principios meritocráticos, justos y transparentes) cuyas nóminas, en la mayoría de ocasiones, llegan a quintuplicar el salario de un docente de aula. Es lo que tiene ser liberal. Bueno, neoliberal.
Ya sabéis que soy muy de ejemplos y que, por desgracia aunque mi abuela dijera que no era bueno dejarse influir por los comentarios, entre faltones y despreciables, de algunos, siempre tengo tendencia a caer en determinadas discusiones. No, no me gusta discutir pero sí que me gusta, en ocasiones, destapar algunas cuestiones que a veces subyacen tras aquellos tan impolutos que han vivido, curiosamente, toda la vida de las mamandurrias. Y no entro en política, entro simplemente en el ámbito educativo. Algo que conozco un poco.
En el día de ayer, un tal Xavier Gisbert (pongo un tal porque, hasta ese momento ni sabía de su existencia) publicó en su cuenta de Twitter el siguien tuit con toda la mala intención del mundo e insinuando que la culpa de la educación en España era el sueldo de los profesores. Seguro que algunos justificaréis dicho tuit e, incluso otros pretenderéis decir que no quería decirse lo que he interpretado pero, sinceramente, es que no hace falta ser muy sagaz para entender el motivo de dicho tuit. Un odio irracional a los docentes y, especialmente, a los de la pública. Algo que sorprende habiendo sido él uno de esos docentes aunque, curiosamente, fue bastante ágil para establecer contactos e ir saltando de un puesto a otro en la administración educativa. Pero no adelantemos acontecimientos…
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