Las ambigüedades de
partida que se detectan no son justificables por simplismo preelectoral. Más
que un deseable consenso, provocarán que
se alargue la ignorancia.
Habrá que mirar más detalladamente la propuesta de Ciudadanos
acerca de las líneas que, en caso de poder, tratarían de implantar en el
sistema educativo español. Aun así, en una mirada necesariamente provisional, bienvenida
sea, porque, entre otras cosas, que hayan
hablado tan pronto de educación adelanta
que, al menos en el cronograma, es un eje relevante de su proyecto político.
Precauciones
Caben, de todas formas, algunas precauciones a lo que ha aparecido
en prensa. La primera es que el tiempo de suspensión de juicio por parte de los
votantes se acorta. Ya tienen algún precedente de corresponsabilidad en que
podemos leer mejor su grado de aprecio por estos asuntos. Al aceptar el
nombramiento de la viceconsejera de educación de la Comunidad de Madrid, parece
que podamos ver qué direcciones no tienen mucho interés en modificar. La persona
que en 2004 -y
en el mismo puesto político-administrativo-, había defendido “el derecho a la
ignorancia” de los estudiantes más necesitados –y más abandonados-, no sólo mostraba desprecio a lo que “igualdad”
pudiera significar a efectos educativos desde el art. 27.1 de la Constitución.
Se sumaba a la mayoría absoluta del PP de Esperanza Aguirre -después del
tamayazo- , tan ocupada en otros menesteres, que trasladaron el problema
completo a los institutos a donde fueron a parar esos adolescentes. Además del
aumento exponencial de problemas, y del deterioro consiguiente por no dotarles
de medios adecuados, sirvió en bandeja uno de los elementos determinantes del
favor mediático –y de un sector amplio de votantes- hacia el desarrollo de su
particular versión de “libertad de elección de centro”. Desde esa perspectiva,
y secuelas no remediadas de aquella actitud, la reconsideración de este
nombramiento seguirá siendo difícilmente soslayable a quienes lleven el peso de
los asuntos educativos en Ciudadanos..
Y riesgos
Que esta señora no calculara sus palabras y las calificara como desafortunadas, no parece
suficiente reconversión para la ejemplaridad de su competencia en este momento.
En asunto tan requerido de sensibilidad, once años transcurridos no son nada
cuando la boca ha de estar acorde con el corazón. Téngase en cuenta, además,
que nunca dejó de estar incrustada en posiciones administrativas al servicio de
la misma causa. Y durante todos estos años, cuando más calladita ha estado más
se ha agravado el desajuste de las políticas educativas de la comunidad
madrileña respecto al cuestionado art. 27.1 constitucional. Contradictorio
resulta, por otra parte, que ninguno de los aspectos que, como nuevos y
definitorios de su proyecto dice la prensa que le interesan a Ciudadanos, haya
tenido acogida en los gobiernos que, desde 2003, han dirigido las políticas
educativas de la Comunidad madrileña. Pronto veremos si la educación pública
–es decir, la no concertada ni privada-, sigue, en todos los niveles que
dependan de Dña. Carmen González, el camino emprendido desde 2003 –y desde
antes- hacia peor o si, por el contrario recobra el tiempo perdido por
arrepentimiento sincero. ¿No es un riesgo innecesario que Ciudadanos pudo haber
evitado a los madrileños?
¿Por fin el consenso?
Según ABC
destaca, Ciudadanos sería el único partido capacitado para “sentar a todos
en la mesa y poder llegar a acuerdos”, teniendo en cuenta, además, que “los
modelos del PP y el PSOE se han caracterizado por el fracaso escolar y el
sectarismo”. El fervor de la precampaña electoral, por mucho calor que haga,
debiera mantener cierta altura. Lo destinado a la memoria colectiva requiere
menos barullo estereotipado y bastante más rigor. Entre otras cosas, porque
–como en lo ocurrido con los dichos desafortunados de la señora mencionada-
acaba teniendo consecuencias que pagamos todos, en recursos y atrasos
injustificados. En vez de arrogancia adanista, a estos asuntos les sienta mejor
la prudencia de saber distinguir entre lo urgente y lo importante. Quien tenga
la cintura tenga la cintura indispensable para ello es el mejor capacitado para
convocar a los demás a un consenso que muchos ciudadanos desean pero no a
cualquier precio. Porque la cuestión principal es el qué
o sobre qué hay que consensuar, faceta que parece haberse soslayado aquí para
que el impacto del proyecto fuera mayor. La crónica de ayer tampoco dice nada
respecto a la secuencia de prioridades, lo que no permite entender la
relevancia de tan inconcreto esbozo.
Del sectarismo
Será por el mismo afán preelectoral, pero es muy llamativo que
Ciudadanos haya metido toda la historia educativa -la que va al menos de 1982 a
2015- en un mismo saco homogéneo de “fracaso escolar” y “sectarismo”. Esa afirmación muestra un alto nivel de
desconocimiento, y ningún rubor para lograr el favor de muchos ciudadanos
manipulando su ignorancia. A partir de tan categórico supuesto definitorio,
será muy difícil que los otros dos partidos todavía mayoritarios puedan aceptar
el envite a consensuar. Querer quedarse con el santo y la peana sin arriesgar
nada, es una mala estratagema. Y más
cuando las prisas en este asunto no son buenas consejeras. La historia de la
educación española es bastante más compleja de lo que muestra el esquema binario
de buenos y malos de la propuesta. Las carencias que arrastra el sistema
educativo español tienen más de 75 años, y ni todo arranca en 1982, ni todo lo
conseguido desde esa fecha fue fracaso escolar. Afortunadamente, es
radicalmente falso, aunque sirva para un buen titular de prensa. Y más falso
todavía es que, por deficientes que hayan sido las políticas de los gobiernos
del PP y del PSOE –que han tenido múltiples defectos-, es una simpleza mostrarlas idénticas. Hay una
gran distancia teórica y práctica entre ambas, de modo que lo del sectarismo
aludido sólo debería entenderse como que Ciudadanos fuese inocente, imparcial y
de fiar. De un mal diagnóstico, no cabe
esperar buenas soluciones.
A estas alturas, culpar a otros para quedar de árbitro, es fórmula
muy poco creíble: estamos hartos de verla y es viejuno volver a encontrarla en políticos
supuestamente nuevos. Presten seria atención a lo que dicen, porque salvo ignorancia,
no son comparables las políticas educativas de
los dos partidos de los que en este momento preelectoral reniegan. Ni las
leyes de ambos partidos, ni los presupuestos que hayan dispuesto para
ejecutarlas se parecen. Comparen, por ejemplo, la LOE con la LOMCE, no es muy costoso. O pongan en una balanza los
dispositivos de una y otra para frenar el gran problema irresoluto del logro de
la preceptiva “igualdad” -del que Ciudadanos, por cierto, nada ha dicho. Verán
que no hay color. Consiguientemente, el uso ante la ciudadanía del término
“sectario” debieran moderarlo , o se les volverá en contra más pronto de lo deseable.
Del MIR docente
Si todo es más serio y complejo de lo que el artificio de una
puesta en escena mediática como ésta ha dado de sí, ¿por qué no han llamado la
atención con un discurso más serio y consistente? Desde luego, no es serio
presentar como gran “revolución” lo del
MIR para docentes. Como mínimo, esta historia ya tiene cuatro años si no más, y
hay colectivos docentes que vienen
hablando de ello desde más atrás para que la entrada en la docencia de
maestros y profesores –no se sabe por qué no también la de los docentes
universitarios- sea más adecuada a lo que se necesita en los puestos de trabajo.
Es evidente que los CAP que se habían impuesto con la LGE en 1970, se habían
quedado obsoletos: por dejación, principalmente. Pero lo mismo les pasa ya a
los másteres actuales, y son de 2009.
Aparte de lo cual, es poco consistente imaginar que con el mentado MIR
se arregle el problema de la discutible formación. ¡Menudo bajón de nivel se
montaría en sanidad si la de sus médicos
se redujera al ritual de paso! Es imprescindible saber qué hay de partida
previa –en los tramos y facultades universitarias pertinentes, empezando por
las Facultades de Educación- y qué se dispone después a fin de que la tensión
del conocimiento y las mejores innovaciones metodológicas lleguen a los
procesos de enseñanza-aprendizaje, sean lo más actualizados para la diversidad
de alumnado e, indirectamente, enriquezcan también a toda la comunidad
educativa. ¿No han previsto hacer nada en la fase pre-MIR ni en su fase posterior?
¿Y los libros de texto?
Del mismo carácter, muy aparente pero poco más, es lo sugerido
acerca de los libros de texto. Que sean comprados por los centros es una forma
de quitarse de encima el problema de las quejas muy bien documentadas de las
asociaciones de
padres y madres. Sabemos
perfectamente que este copago sistemático de tantos años ha burlado la “gratuidad”
de que habla la Constitución y que, además, ha servido de base de negocio
original de grandes conglomerados mediáticos que, luego, se han empeñado en ser
nuestro cerebro pensante desde antes de la Transición. La propuesta le arregla
muy bien el problema al lobby
editorial, cargando a los presupuestos
del Estado un coste abultado, innecesario muvhas veces. Si bien se mira, deja
intacto el problema del conocimiento y competencias que deba tener el docente
para gestionar bien los procesos de aprendizaje de sus alumnos. ¿Tienen que
aprenderlo los docentes en “su” libro de texto particular, con solucionario
incluido? ¿Por qué los alumnos tienen que seguir siendo rehenes cautivos de “un
libro de texto” que, a veces, tienen dificultad para entender? ¿Es
indispensable “un libro de texto” y no lo es una buena biblioteca bien
gestionada y provista? ¿Por qué las TIC quedan de lado en este esquema
presuntamente reformador que no reforma nada?
¿De verdad habrá un
Erasmus para profesores?
Y en cuanto al Erasmus para profesores, más parece una invitación
al voto de este extenso colectivo profesional –bien distribuido en la
población- a cuenta de una incitación muy sobada por la caciquería antigua y
actual –fidelización se llama ahora-, que, una vez más, no se sabe en qué
consistiría. ¿La gesticulación de Wert respecto al Erasmus de los chicos era
una trola? ¿Con Ciudadanos, ya se ha terminado el austericidio que imponía la
crisis y no tienen otras prioridades? ¿De cuántas Erasmus hablaríamos cada año?
¿Cuánto tiempo haría falta para que la preciada beca la pudieran disfrutar
todos, los 670.778 docentes de la pública y los 193.972 de
la privada? No hay por qué discutir
a Ciudadanos que no esté bien un Erasmus
para profesores: los botánicos saben de muchas plantas que mejoran con el
trasplante; y, según el viejo refrán, viajar mejora la disposición para saber.
Pero si se evalúan con mínimo rigor las Erasmus existentes –sin poner en
cuestión sus ventajas epidérmicas- no está claro que sea el camino mejor ni el
más urgente para mejorar las competencias y el saber profesional de los
docentes. Los caramelos siempre han sido un atractivo goloso para los niños,
pero no puede decirse que hayan sido la clave de su buena nutrición.
Manuel Menor Currás
Madrid, 28/07/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario