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domingo, 8 de diciembre de 2013

Firma para pedir a Figar que inhabilite a la Directora del IES Alto Jarama, por permitir cacheos a los alumnos en busca de drogas dentro de las aulas

Carlos Fuentes nos envía esta recogida de firmas:
LUCÍA FIGAR (CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN C. DE MADRID): INHABILITACIÓN DE MARÍA ANTONIA ÁLVAREZ (DIR. DEL IES ALTO JARAMA)
Por qué es importante

La comunidad educativa: madres, padres, personal docente, alumnas y alumnos, no podemos tolerar que se trate a tod@s l@s alumn@s de una clase como presuntos delincuentes, que sean intimidad@s e interrogad@s sin el consentimiento de sus madres, padres o tutores. Los centros educativos no son centros de represión sino lugares de convivencia, respeto, aprendizaje cooperación y crecimiento personal. La forma de proteger a nuestr@s hij@s del peligro del consumo de drogas no debe hacerse a través de asustar, amedrentar, intimidar y coaccionar violando la legislación vigente Es nuestra responsabilidad denunciar hechos como los que se describen a continuación.

El pasado día 15 de noviembre de 2013, según el testimonio de gran número de profesores y alumnos, en torno a diez agentes armados aproximadamente (todos guardias civiles salvo dos del 112 ) y dos perros de la Brigada Antidroga irrumpieron en el Instituto de Enseñanza Secundaria Alto Jarama de Torrelaguna a las 8,30.

La directora, María Antonia Álvarez, fue quien solicitó la intervención de las fuerzas especiales que consistió en entrar en 4 aulas preseleccionadas (1ºB ESO, 3ºA ESO, PCPI y 1º de Bachillerato), obligar a salir al pasillo a los alumnos (casi en su totalidad menores de edad, y muchos de ellos menores de 14 años), ponerles en fila y olfatear indiscriminadamente con los perros a los alumnos y a sus mochilas en busca de drogas. Además, en al menos 3 ocasiones, se aisló a varios estudiantes en un aula (todos menores de edad menos uno) y se les interrogó. Todo ello sin conocimiento de padres y madres y sin denuncia previa, lo que constituye una clara violación de los derechos de los niños y de su integridad física y moral.

En palabras de la directora, esto se enmarca dentro del denominado Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos. Sin embargo, este plan del Ministerio del Interior fija claramente que la vigilancia de las fuerzas y cuerpos de seguridad se realizará en las inmediaciones de los institutos y, en ningún caso, se recogen en él actuaciones policiales de este tipo.

Asimismo, la directora, “amenazó” con repetir mensualmente estos cacheos indiscriminados en busca de drogas.

Asambleas de madres y padres y distintos AMPAS (Asociación de madres y padres de alumnos) de la zona están tratando en lo posible de actuar para que no se repitan estos hechos ya que han incurrido en las siguientes faltas graves:

Según la Declaración de los Derechos del Niño aprobada por la ONU en 1959, a los menores se les “dará una educación que favorezca su cultura general y les permita, en condiciones de igualdad de oportunidades desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de la responsabilidad moral y social”. En dicha declaración se aboga, por tanto, por el respeto de las capacidades de la infancia y por la protección de la misma.

Según el artículo 18. 1 de la Constitución Española “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”. Asimismo en su artículo 39. 4 se afirma que “los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos”.

De igual manera, en el artículo 4.1. de la Ley Orgánica Vigente1/1996, de 15 de enero, de protección jurídica del menor, de modificación del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil se reconoce que “los menores tienen derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.

La actuación se amparó en una aplicación irregular del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos. Este plan de Mejora de la Convivencia no recoge en ninguna de sus páginas la posibilidad de realizar intervenciones de este tipo en el interior de la institución educativa. De hecho, sólo se reconoce en el apartado 2.4. la legalidad de “la vigilancia en las inmediaciones de los centros escolares para prevenir y combatir el consumo, tráfico y tenencia de drogas”.

El interrogatorio a menores debe estar autorizado por los padres o tutores legales del mismo, tal y como se indica en unas instrucciones de la Dirección General de Centros Educativos del Ministerio de Educación y Cultura remitidas a los Directores Provinciales de Educación, de 14 de julio de 1999. En la instrucción primera se especifica que “cualquier interrogatorio por parte de los funcionarios de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que haya de tener lugar en los centros de enseñanza y de los que sean objeto alumnos menores de edad, sólo se producirá con el consentimiento previo de los padres o tutores legales de los alumnos y en presencia de los mismos”. A su vez , en el apartado segundo se matiza que “los directores de los centros de enseñanza que tuvieran conocimiento de los hechos delictivos, en los que presumiblemente hubieran participado menores de edad escolarizados, deberán ponerlo en conocimiento del Ministerio Fiscal, conforme a los dispuesto en el art.15,1,1ª de la Ley Orgánica 4/1992, de 5 de junio , reguladora de la Competencia y Procedimiento de los Juzgados de Menores”.

Todas estas ilegalidades cometidas el pasado 15 de noviembre en nuestro centro se derivan de la no aplicación de la Instrucción n° 11/2007, de 12 de septiembre, de la Secretaria de Estado de Seguridad, por la que se aprueba el “Protocolo de actuación policial con menores” en la cual se recoge la “exención de responsabilidad penal de los menores de catorce años, sobre los que únicamente caben acciones de protección.”

A continuación detallamos un informe exhaustivo sobre los hechos arriba denunciados:

INFORME SOBRE PESQUISAS POLICIALES IRREGULARES EN EL IES ALTO JARAMA (Torrelaguna)


Según el testimonio de profesores y alumnos del IES Alto Jarama (Torrelaguna) el pasado 15 de noviembre entre las 8,30 y las 9,40 de la mañana ocurrieron los siguientes hechos:

A aparecieron dos coches de la Guardia Civil y uno de la policía local en las inmediaciones del centro.

De los vehículos salieron en torno a diez agentes armados aproximadamente (todos guardias civiles salvo dos del 112) y dos perros de la Brigada Antidroga.

En compañía de la directora, María Antonia Álvarez, llevaron a cabo un registro de cuatro aulas concretas y de los alumnos/as que se hallaban en ellas bajo el amparo de una aplicación irregular del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus Entornos.

Entraron en la clase de 1º B ESO, 3º A- ESO, PCPI y 1º Bachillerato.

En el registro de 1ºB ESO se anunció que se iba a proceder a una exhibición, se sacó a los alumnos/as al pasillo, se les pidió que se pegaran a la pared y que dieran un paso al frente, los dos agentes de la guardia civil se pasearon con los perros cerca del cuerpo de los estudiantes para detectar posibles restos de droga, los agentes regresaron al aula y pasearon a los perros entre las mochilas de los menores. A continuación, en presencia de la directora, llamaron a una alumna de esa clase (una niña de 12 años). La metieron en el aula junto con los dos agentes y el jefe de estudios del centro. Le hicieron preguntas. Posteriormente, la dejaron salir.

En el registro de 1º Bachillerato se anunció la entrada de los agentes, se sacó a los alumnos/as al pasillo, se les pidió que se pegaran a la pared y que dieran un paso al frente, tres guardias civiles se pasearon con un perro cerca del cuerpo de los estudiantes para detectar posibles restos de droga. El citado perro se detuvo frente a un alumno. En ese momento llamaron a otro agente que llegó con un pastor alemán. Metieron al estudiante sospechoso (un joven de 22 años) en el aula en compañía de los guardias civiles. Una vez dentro, soltaron la correa del último perro que se dirigió hacia él corriendo. Posteriormente le hicieron preguntas y lo registraron. A continuación lo dejaron salir. En ningún momento estuvo presente la directora en el registro e interrogatorio dentro aula.

En el registro de PCPI entró la directora pidiendo a los alumnos que “fueran buenos, que salieran de uno en uno y que se pusieran en fila en el pasillo”.Los alumnos preguntaron si era necesario que cogieran sus cosas, a lo que los agentes respondieron que no y que dejaran las mochilas dentro del aula. Uno de los alumnos (un joven de 16 años) dijo que él se llevaba su mochila y se la llevó consigo al pasillo. Los estudiantes se colocaron de espaldas a la pared del pasillo, a un paso de distancia de la misma más o menos. Un perro los olfateó y, según la reacción del perro, separaron a dos de los alumnos (al menos uno menor de edad). Mientras tanto, a los demás les dijeron, esta vez sí, que se pegaran a la pared. A los dos estudiantes que separaron se los llevaron a un aparte, en el mismo pasillo, y les dijeron que se vaciaran los bolsillos. Antes de hacerlo, uno de ellos exigió que se llamara a su madre y los agentes no atendieron la demanda. Nadie atendió la demanda. Al menos uno de los dos alumnos se dio la vuelta a los bolsillos. Entretanto, dos agentes con un perro entraron en el aula solos. Otros dos entraron después. Al poco rato salieron con una mochila (perteneciente a un alumno de 16 años). Preguntaron de quién era y un alumno contestó que era suya. Le pidieron que entrara en el aula. Entró sin la presencia de ningún adulto. Maria Antonia Aĺvarez abrió la puerta en un momento dado y la cerró de nuevo sin entrar en el aula. Al rato los policías salieron y el alumno también. Entonces preguntaron a los alumnos a qué aula irían a continuación si ellos fueran la policía. Algunos alumnos contestaron que a 3º A ESO y otros no lo hicieron. En la operación Se incautaron,al menos, dos cigarrillos de hachís (uno de un alumno y otro de otro). A continuación sonó el timbre y los alumnos salieron del aula. El alumno de 16 años que había pedido que se avisara a su madre salió de la clase diciendo que todo estaba mal hecho y que se quería ir del centro ese día. No se le permitió la salida. Cuando se pudo volver por fin al aula, el alumno de 16 años que quiso avisar a su madre pidió permiso para ir a hablar con el jefe de estudios. Eso sucedió a las 9.40 más o menos. Salió del aula y fue entonces, en presencia de uno de los jefes de estudios, cuando pidió a los policías el número de placa y estos se lo dieron.

En el registro a 3ºA- ESO la directora del centro hizo ademán de entrar pero rectificó y cerró la puerta al ver algunos alumnos de las primeras filas un perro asomarse. En ningún momento se dirigió nadie al profesor para valorar si era un buen o mal momento para realizar la “actividad”. En ningún caso el profesor fue advertido con antelación de la intervención de la Guardia Civil. En la siguiente entrada la directora dejó claro que lo que iba a acontecer era una colaboración anual y ordinaria de las fuerzas del orden con el centro. La Guardia Civil uniformada ordenó el desalojo del aula y que los alumnos se situaran en el centro del pasillo. En aquellos casos en que el alumno tuvo intención de retirar la mochila con sus pertenencias u ordenar las mismas de la mesa, la Guardia Civil conminó a que todo se quedara tal cual. Desalojada la clase, salvo el profesor y dos números de la Guardia Civil, entró otro miembro del Cuerpo con un pastor alemán adiestrado en la detección de sustancias estupefacientes. Olisqueó todas y cada una de las mochilas en dos ocasiones y ninguna dio indicio alguno de contener sustancias ilegales. La directora mencionó al profesor presente la ausencia de un alumno concreto, (“qué pena que no está…” dijo) dando a entender que el registro estaba personalizado hacia ese alumno menor de edad mencionado. Mientras tanto en el pasillo se pasearon con los perros cerca del cuerpo de los estudiantes para detectar posibles restos de droga.

Después de estos incidentes, ante la alarma generada en el centro, la directora, María Antonia Álvarez, explicó clase por clase lo sucedido. Anunció que era una intervención rutinaria y aleatoria vinculada al Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus Entornos para demostrar que en el centro no había droga, si bien este plan no se hace referencia a intervenciones de este tipo. Una acción que, en palabras de la directora, servía también a la Guardia Civil para conseguir que algunos alumnos/as eligiesen en el futuro este oficio como profesión. Aunque este fue el discurso general, en 1º B- ESO la directora expresó que esa clase concreta (1ºB- ESO) había sido elegida para la investigación con el objeto de demostrar que dos de sus alumnas (citó nombres de dos menores) no llevaban droga en la mochila.


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