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domingo, 2 de junio de 2013

La Iglesia determina quiénes alcanzan la idoneidad para ser profesores de Religión (personas "coherentes y rectas" con el catolicismo) y elabora los libros de texto

EL MUNDO.ESReligión, una asignatura para profesores 'idóneos'

Enseñar religión católica en los colegios está reservado a los profesores que, además de cumplir como sus colegas de otras materias con los requisitos académicos, tengan las declaraciones de Competencia e Idoneidad que solo dan la Conferencia Episcopal Española (CEE) y los ordinarios u obispos diocesanos.
"Si no tienes la propuesta del ordinario, que suele pasarla a un delegado de Enseñanza de su diócesis, no sirve de nada querer ser profesor de religión", afirma Rafael Martín, vicepresidente de la Asociación Profesional de Profesores de Religión de Centros Estatales (Apprece), que engloba a 5.000 de los más de 15.000 docentes que ejercen hoy en España.
La asignatura de religión ha saltado a los titulares con la reforma educativa del ministro José Ignacio Wert, que establece que seaevaluable, de oferta obligatoria en los centros y de elección voluntaria para los alumnos con una alternativa sobre Valores, y sus profesores se consideran igual a otros pero con ciertas "peculiaridades".
Así lo señala Jesús María Losada, presidente de la Federación Estatal de Profesores de Enseñanza Religiosa (Feper) -1.500 afiliados-, que cree que tienen "una peculiaridad en el acceso laboral y cierta indefinición que les hace un poco marginales en el sistema educativo".
"Somos profesores igual que los demás en el desarrollo común de las clases, pero con una supervisión sobre nuestra idoneidad y su mantenimiento", según Losada, profesor de religión desde hace 28 años y que da clases en el instituto Ágora de Cáceres.
"La confesionalidad de la asignatura es como una cuña mal asentadaen el sistema que nos afecta aunque seamos miembros del claustro", subraya Losada, que añade que en el plano laboral se rigen por el Estatuto de los Trabajadores pero con "terrenos de nadie".
Los candidatos deben aprobar primero Magisterio, Teología o Ciencias Religiosas y obtener la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA), para la que es imprescindible presentar la partida de bautismo.
La DECA es "un diploma" que da la CEE cuando se tienen los requisitos académicos, tanto para Infantil y Primaria o para Secundaria y Bachillerato, explica la secretaria de la delegación de Enseñanza Diocesana de Sevilla, Lola Suárez.
"Pero que tengas la DECA no significa que vayas a ejercer", recalca Suárez, ya que también hay que poseer "la idoneidad" o Declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI) que concede el ordinario o su delegado después de unas entrevistas "para ver si eres una persona coherente y recta con la religión católica".

'La última palabra'

Tras esas entrevistas, "la última palabra" la tiene el delegado al hacer "la propuesta" para la plaza a cubrir, añade.
Feper es contraria a que esa "propuesta" dependa a veces de la"connivencia que haya entre las autoridades religiosas y civiles"de las distintas comunidades autónomas.
Respecto al proyecto de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), ninguno de los dos sindicatos están plenamente conformes.
Martín califica de "ficticio" el debate sobre que la asignatura sea evaluable, pues cree que lo que ha "desnivelado" la situación es que la "debida atención educativa" -opcional ahora a la religión- se ha convertido en "una hora sin hacer nada"; también anuncia que el próximo día 8, durante el Congreso de Apprece en Valladolid, ofrecerán "una solución" al tema de la religión y su alternativa.
Además, este profesor de Religión jubilado tras 32 años de docencia en Sevilla, defiende la importancia de la asignatura, que no sea catequesis, en un país donde la religión tiene tanta relevancia en el turismo.
"Defendemos una formación religiosa intercultural y aconfesional", enfatiza por su lado Losada, que solo así vería razón para ser evaluable.
La CEE informa en su página web de que 3.561.970 alumnos se inscribieron en religión en el curso 2012-13 (3,5 puntos menos que en el anterior), y defiende que la asignatura no se reduzca a un tratado de ciencias religiosas y conserve "su auténtica dimensión evangelizadora de transmisión y testimonio de fe".
Además, deja claro que la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis es la encargada tanto de la identidad y formación de los profesores como de la elaboración de los libros de texto.

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