El jueves pasado, en la Plaza de la Constitución, en el Pregón que inauguraba las Fiestas, apenas subió la Señora Alcaldesa y la Alcaldesa Infantil, se produjo lo que ahora se denomina "escrache", palabra que tiene su origen en Buenos Aires exigiendo que los genocidas y torturadores de la dictadura de Videla fueran enjuiciados. El abucheo, espontáneo, quizá no tan espontáneo, inclusive algunos insultos, la pitada, el agitar de pancartas, se sucedieron durante los veinte minutos que duró el discurso. La Señora Alcaldesa sabía que esto podía pasar, el "escrache", pero inmutable pronunció su discurso y posiblemente no se pasó por alto ningún párrafo, además llovia. La presencia de policías municipales y nacionales, significativa, recuerda de alguna manera el despliegue de los anti-distubios cuando cerró Unilever; no eran necesarios, los que estábamos en la Plaza no éramos nazis ni terroristas. Conviene reseñar también que los populares que estaban cerca del escenario apoyando a la Señora Alcaldesa, era un grupo poco numeroso, puede que la crisis les esté afectando, poca gente ahora reconoce que votó al P.P.
En la última reunión de la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública, el martes antes del Pregón, en la Casa del Pueblo, las quince organizaciones que participan llegaron al consenso de que cuando hablaran las alcaldesas no interrumpir, guardas un respetuoso silencio, y después hacer "ruido",
pero apenas María José Martínez de la Fuente empezó a subir al escenario, con ese gesto tan suyo, todas las personas que estábamos detrás, junto al monumento a Alfonso XII, emergió la bronca de manera incontenible y así durante los 20 minutos y más. Estaban casi todas las "tribus" presentes: sanidad, educación, desahucios, CES Felipe II, parados, familias que no tienen para comer, pensionistas, inmigrantes que han perdido la Tarjeta Sanitaria, etc. El P.P. parece no enterarse que la política de los "recortes", la destrucción del Estado de bienestar, afecta a casi toda la población, dramáticamente, y que la bronca resulta difícil de contener. El P.P. está "jugando con fuego" de manera imprudente y si piensa que con los anti-disturbios será suficientes, se equivoca, por más que subieron tanto su presupuesto, para eso no hay "recortes".
En la Plaza había vecinas y vecinos de todas las edades, desde bebés hasta mayores de noventa, y no pocos no habían sido convocados, se quedaron en un segundo plano, detrás de nosotros; muchos de esos, con el tiempo, llevarán pancartas. El P.P. confía ingenuamente en las Fuerzas de Seguridad del Estado como respuesta a la bronca, apelando a esa tan fugaz mayoría absoluta. Esto nos llevará a que las plataformas y organizaciones que nos movilizamos tengamos que contar con nuestro propio sistema de orden, de seguridad. Porque nosotros somos los pacíficos, tan pacíficos como incansables, y lo tenemos claro, el modelo que se quiere imponer es ricos más ricos y pobres más pobres.
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