Muy buenas compañeros, os mando unas reflexiones personales sobre la huelga. Es por si os puede servir para los debates que tengais estos días en las asambleas con los compañeros. Es un poco largo, pero si de algo vale, allá va.
Un abrazo y mucho ánimo,
Goico.
Vivimos un momento crítico en el que los recortes en
el gasto público ponen en peligro la viabilidad y universalidad de los
servicios públicos esenciales, como la sanidad y la educación. Aquí me centraré
en la problemática educativa, pero sin perder de vista que nuestro conflicto se
inserta dentro de un conflicto social general que va en aumento. Así, la
convocatoria de huelga indefinida por parte de la Red Verde y la CGT a partir
del 17 de septiembre, y que afecta a todos los sectores de la enseñanza pública
madrileña, invita a una serie de reflexiones.
En primer lugar habría que preguntarse por los
motivos que llevan a esta convocatoria de huelga, y que no son otros que los
que nos llevaron a la movilización el curso pasado, añadiendo las nuevas
agresiones (subida de ratios, aumento de la permanencia en el centro, supresión
de la paga de navidad, etc) y las que se perfilan como futuras medidas (clases
de refuerzo en julio, bajadas de sueldo …). Sabemos de sobra que todo ello redunda
básicamente en que miles de compañeros interinos se han quedado y se quedarán
sin trabajo (compañeros con hijos, hipotecas, etc), en que nuestras condiciones
laborales han sufrido un retroceso brutal y que la enseñanza pública sigue
degradándose en favor de la concertada-privada. Todo esto lo sabemos y no
podemos mirar para otro lado.
En segundo lugar tendríamos que analizar la lucha en
el curso pasado para sacar conclusiones válidas para la lucha en el curso que
comienza. Y aquí creo que hubo aspectos positivos y negativos. Por lo que
respecta a los primeros, el colectivo de profesores (que fueron los que
mayoritariamente sostuvieron la lucha) se movilizó masivamente por primera vez
en mucho tiempo, llevando a cabo todo tipo de acciones –huelgas, manifestaciones,
concentraciones, encierros, conciertos, aulas en la calle, pancartas en las
fachadas de los centros, etc- que han hecho que el conflicto fuese visible (el
mejor exponente de ello es la omnipresencia de la camiseta verde); además, los docentes
crearon de forma espontánea, y con todas las dificultades que ello acarreaba,
una estructura organizativa asamblearia que intentó, a veces de forma
insuficiente, que las decisiones tomadas fuesen lo más horizontales y
democráticas posibles. Ambos aspectos –movilización/visibilidad y organización
asamblearia- es algo que debe mantenerse y desarrollarse.
En cuanto a los aspectos negativos, hay que empezar
por el que parece evidente: no se ha conseguido que la Comunidad de Madrid
retire las medidas recogidas en las Instrucciones de inicio de curso del año
pasado; y no solo eso, sino que, como ya se ha dicho anteriormente, este año ha
aumentado sus agresiones al colectivo y a la enseñanza pública. ¿Por qué este
fracaso? Al margen del carácter duro, intransigente y recalcitrante del
gobierno de la CAM, hay dos factores claves que explican la derrota: uno es la
falta de sensibilidad y concienciación laboral, colectiva, ciudadana o lo que
se quiera de una parte importante de los docentes, que no ha movido un dedo
para defender sus derechos, los del colectivo, los de la enseñanza pública o
los de la ciudadanía en general. Deben pensar que esto no les afecta (?), que
no va con ellos o que otros van a luchar por ellos (¡). Ahora tendrán que
decidir si están con los que conculcan derechos o con los que intentan
defenderlos: o un 1 o un 2, esta quiniela no tiene X.
El otro factor que explica el fracaso es la postura
de los sindicatos mayoritarios, es decir, CCOO, UGT, STEM, ANPE y CSIF.
Conviene matizar que los dos últimos, como no podría ser de otra forma en
sindicatos de derechas, no han apoyado en ningún momento ningún tipo de
confrontación con la administración. Pero, ¿y los otros, con CCOO a la cabeza?
Su gestión, su muy mala gestión del conflicto, ha desaprovechado el fervor que
existía hace un año, cuando una mayoría estaba por plantar cara a la Consejería
con contundencia (en la encuesta inicial que CCOO planteó a los profesores, en
torno al 70% de los que contestaron querían o una huelga indefinida o 3 días a
la semana de forma indefinida, y las primeras tres jornadas de huelga
alcanzaron un seguimiento superior al 75%), y han ido conduciendo al colectivo
a una progresiva desmovilización, y con ella, al desencanto. Estos sindicatos
defendían la falta de contundencia por el mantenimiento de una unión sindical
que nadie entendía y que nunca ha existido. Además, nos han mareado con
incontables encuestas que fueron sistemáticamente desoídas cuando no se
ajustaban a su calendario de huelgas de un día. Sus delegados, enlaces o
liberados sindicales no han colaborado en la creación de la estructura
organizativa de la Red Verde, y en ningún momento han liderado, informado y
animado a los trabajadores de la enseñanza en su conflicto como era su
obligación.
Lo peor es que en el momento actual, como mostraron
en la última Asamblea Regional del pasado 31 de agosto y a la que solo acudió
CCOO y STEM, no contemplan ninguna autocrítica hacia su actuación pasada y
plantean más de lo mismo: no han convocado ni un solo día de huelga y se
centran en acciones de “baja intensidad”, que han sido válidas pero
completamente insuficientes para conseguir los objetivos. Es más: critican, no
apoyan y boicotean la convocatoria de una acción contundente como la huelga
indefinida, aplaudiendo muchos de sus afiliados y liberados los argumentos
desmovilizadores de algunos de ellos (¡con la que está cayendo!). Se siguen
escudando en los resultados de encuestas que, o confirmarán su apatía, o de lo
contrario desoirán.
Por todo lo anterior, es decir, que hay motivos más
que suficientes para luchar y por el fracaso del modelo de lucha que los
sindicatos plantearon el curso pasado (y que quieren continuar en el actual),
la única vía válida para hacer retroceder a la Consejería -y esperemos que por
extensión al Ministerio de Educación-, es la acción contundente: la huelga
indefinida. Dos cosillas sobre ella para terminar: la primera es que la huelga,
y sobre todo la indefinida, debe ser el último recurso al que acudir porque es
el más costoso para los trabajadores, pero al mismo tiempo es el instrumento
más poderoso que ha tenido la clase trabajadora para ir ganado derechos que
favorezcan sus condiciones laborales y de vida a lo largo de la historia. Que a
nadie le quepa la menor duda que así es como se ha avanzado y que así es la
única forma de derrotar a Esperanza Aguirre y cía. El resto de acciones
(encierros, manifestaciones, concentraciones, camiseta verde, etc) son muy
válidas como acompañamiento y complemento de la huelga indefinida, pero solo
por sí mismas se han mostrado insuficientes.
La segunda es remarcar una vez más que la huelga,
aunque es un derecho individual recogido en la Constitución, no tiene sentido
si no es como hecho colectivo (la RAE la define como: “Interrupción colectiva
del trabajo con el fin de imponer ciertas condiciones o manifestar una
protesta”). Es el momento en que muchos compañeros tienen que reflexionar si su
derecho a no hacer huelga y el respeto que piden por ello, debe primar sobre la
unión con sus compañeros más cercanos que luchan no solo por sus derechos sino
por los de todos; deben reflexionar si la degradación de los servicios públicos
más fundamentales no merece un ¡basta! Es el momento de estar todos unidos en
la lucha.
Goico
Entradas relacionadas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario