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domingo, 12 de agosto de 2012

Los cambios de Ciudadanía (y II)

Gracias a @angelessmig hemos conocido esta entrada publicada en el blog vallesycumbres:

Sigue el culebrón sobre la asignatura de "Educación para la Ciudadanía", renombrada ya como "Educación Cívica y Constitucional". Hace unos meses ya hablamos sobre la sustitución de contenidos que planteaba el actual gobierno en su programa electoral lo cual, lejos de ser un intento de mejora de la calidad educativa, parecía responder a las exigencias de una de las instituciones con más arraigo dentro del Partido Popular: la Iglesia Católica.
Todos los medios nacionales se han hecho eco de la noticia. Colgamos algunos ejemplos:
Diez meses han tenido que pasar para que finalmente conozcamos cuáles eran, a juicio del partido momentáneamente en el poder, los contenidos de EpC tan "controvertidos y susceptibles de caer en el adoctrinamiento ideológico". Este mantra repetido cientos de veces -sobre todo por obispos y miembros de la Conferencia Episcopal- instaló en la opinión pública la idea de que la demoníaca materia era el caldo de cultivo para el libertinaje más extremo. Veamos qué se ha eliminado para evitar la 'contaminación ideológica' a la juventud española:
  • La valoración crítica de la división sexual del trabajo: al parecer resultaba perjudicial luchar contra el trabajo diferenciado por sexos, el hecho de que la mujer siga teniendo presencia testimonial en los consejos de administración de las empresas o que cobre menos que un hombre por realizar el mismo trabajo que él.
  • Las menciones a los prejuicios sociales racistas, xenóbofos, antisemitas, sexistas y homófobos: los prejuicios se basan en ideas nacidas de la ignorancia y del miedo a lo desconocido, por lo que consideramos fundamental desmontar cuanto antes estos argumentos medievales si lo que queremos es una sociedad culta y avanzada. Al respecto, impedir la lucha contra la homofobia en las aulas era la principal exigencia de la Iglesia, tal y como se recoge en las noticias arriba enlazadas.
  • Las referencias a la pobreza en el mundo, y la falta de acceso a la educación como fuente de pobreza: este punto es una declaración de principios, ya que se concibe como innecesario conocer que millones de personas viven en la miseria; además se elimina la idea de que la educación pueda mejorar esa situación. En resumidas cuentas, si nadie sabe que gracias a la educación puede promocionar socialmente (en otras palabras: mejorar su nivel de vida y no verse condenado irremediablemente por haber nacido en tal o cual clase social) los gobiernos se ahorrarán protestas cuando recorten el acceso a la misma. ¿Dónde estaba ocurriendo justamente eso?
  • Las menciones al afecto y las relaciones entre hombres y mujeres: volviendo al tabú afectivo-sexual tan característico de tiempos pasados, en adelante ya no se hablará sobre la pareja en la adolescencia, la necesidad del respeto mutuo y todo lo que esto conlleva, algo que está íntimamente ligado a los malos tratos y en última instancia a los embarazos no deseados.
Forges
Se ha sustituido lo relacionado con la identidad personal por el afán de superación, quizá pensando que es negativo formar ciudadanos libres e independientes que sean críticos y reflexivos. Tampoco comprendemos la sustitución ya que el afán de superación es un valor positivo que ayuda a forjar la personalidad, pero si únicamente damos importancia a ese afán (entendido como superarse y superar a cualquier precio) y de forma paralela eliminamos las referencias sociales de convivencia, cooperación, o solidaridad, esto podría acabar degenerando en una deshumanizada competitividad o al menos en un egoísmo fomentado. ¿No hubiera sido más fácil apostar por la superación personal a la vez que por la cooperación social?

Lo que se ha añadido para la nueva ECC es lo siguiente:
  • Contenidos relacionados con la familia en el marco de la Constitución Española y los valores fundamentales de la Carta Magna y sus símbolos: en el año 1978 la familia tenía una naturaleza y una estructura muy rígidas como consecuencia de los valores religiosos imperantes en aquellos tiempos. ¿Por qué revalidar ahora el pasado, si el concepto de familia ha evolucionado tanto? Además, llama la atención que de pronto se le dé tanta importancia a los símbolos constitucionales justo tras la defensa del himno y exaltación de bandera (jura en la Plaza de Oriente incluida) protagonizadas por Esperanza Aguirre, destacada figura del partido: estando a favor de toda clase de respeto, habría que preguntarse si todos estos esfuerzos mejoran en algo la calidad educativa, que es de lo que se trata.
  • Se añade el terrorismo, el fanatismo religioso y el nacionalismo excluyente: si el objetivo era eliminar la controversia, añadiendo religión y política al currículum no van a conseguir otro resultado que exactamente lo contrario. A nadie se le escapa que estos dos temas son los más polémicos y subjetivos que existen, con lo que se multiplican exponencialmente las posibilidades de caer en el adoctrinamiento.
  • Los alumnos profundizarán en la necesidad de "ética" y "transparencia" en la dirección y gestión de los asuntos públicos, el respeto de la propiedad intelectual y la importancia de la iniciativa privada en la vida económica y social: el cinismo que supone hablar de transparencia cuando los casos de derroche y corrupción (Gürtel, Campeón, Palma, aeropuerto de Castellón y un infinito etcétera) campan por la geografía española es de aúpa. La mención a la propiedad intelectual es un claro respaldo político a la Ley Sinde-Wert, y el ensalzamiento de la iniciativa privada procura hacer olvidar que hubo un tiempo en el que el Estado protegía a los más desfavorecidos, despojados de cualquier cobertura por considerar que son privilegios inmerecidos.
Esta es la nueva Educación Cívica y Constitucional, otra escena más de la tragicomedia"Quita tú que ya pondré yo" en la que se ha convertido el sistema educativo español. Si la creación de esta asignatura ya nos pareció prescindible, la sustitución de sus contenidos por otros más afines al ideario neoliberal demuestra el bajísimo perfil pedagógico de los responsables educativos que nos han ido tocando en las últimas décadas. ¿No debería ser prioritario combatir el fracaso escolar? En vez de trabajar en la solución de los verdaderos problemas, nos dedicamos a cambiar minucias para contentar a los otros jefes: así nos luce el pelo.

Esta entrada es la continuación de "Lo que nadie cuenta sobre Ciudadanía".

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