El curso comenzó hace unas semanas pero ellos llevan más de tres meses de lucha y no se rinden. Sienten que su reivindicación ha supuesto una victoria, pese a que 18 niños y niñas no han podido finalmente matricularse en el centro escolar. Padres y madres de alumnos, y ciudadanos de Fuenlabrada, mantienen un encierro en el Colegio Público Arcipreste de Hita para reclamar que se abra una segunda aula de Educación Infantil para 3 años. Hoy cumplen cien días y estarán el tiempo que haga falta hasta que logren sus objetivos.
Casi dos decenas de pancartas de diferentes colores cubren la valla roja de este colegio que se ha convertido en referencia de la lucha por la educación pública durante los últimos meses. “Hasta las 16:45 no nos dejan pasar”, explica a cuartopoder.es Juan Parra, padre de Juan, uno de los niños afectados, mientras abre la puerta de la valla. El inicio del curso ha provocado cambios sustanciales en un encierro que comenzó el pasado 24 de Junio. Antes disponían de amplio espacio en la entrada del colegio y permanecían en el centro 24 horas. Sin embargo, la dirección del centro no veía con buenos ojos la imagen que se proyectaba y trasladó la base de operaciones del encierro a un pequeño edifico anexo, la casa del conserje. A las 7:00 de la mañana tienen que salir, antes de que comiencen las primeras clases.
El patio se convierte en pocos minutos en un ir y venir de personas, niños y niñas incluidas. Comienzan a pintarse algunas pancartas. La del número cien ya está preparada. “A las 00:00 en punto ya la voy a estar poniendo en la puerta”, comenta entusiasta Parra. Se respira alegría y familiaridad. Y mucha solidaridad de personas no afectadas directamente. Como Raquel López, madre de un niño que sí tiene plaza en el único aula de infantil que tiene funcionando el Arcipreste. “Nos pareció muy injusto en su momento porque no hay motivo. Estamos apoyando desde el primer día. Aquí estaremos hasta que consigamos que abran el aula, porque el fin de esto es fusionar el colegio o cerrarlo”, explica.
También pasan por el colegio integrantes de movimientos sociales y otras organizaciones. Jóvenes como Carmen. “Hemos estado apoyando en todas las actividades y durmiendo alguna noche un grupo bastante grande. Somos de muchas organizaciones diferentes y hemos dejado la bandera en la puerta. Hemos venido como lucha ciudadana que es y de la que todos nos tenemos que sentir responsables”, afirma. La lucha de los trabajadores de Coca-Cola también ha estado presente. “Nos afecta a todos, no es sólo el cierre de un aula, es una cosa habitual que está pasando en toda la Comunidad de Madrid donde desaparece toda la estructura de la educación pública”, señala Alberto Pérez, integrante del colectivo de trabajadores en lucha de la multinacional. “La cantidad de apoyo que hay es inmensa, ayuda mucho a la defensa de la educación pública”, comenta por su parte Miguel, vecino de Fuenlabrada que está apoyando difundiendo la situación por las redes sociales. En este sentido Juan recuerda las visitas que han tenido durante el verano de personas procedentes de Málaga, Murcia, Valencia o Guadalajara.
El hijo de Juan Parra finalmente consiguió plaza en el Arcipreste por una baja de última hora. Sin embargo, se mantiene firme. “Mi lucha va a ser igual”. Según cuenta, el encierro sólo lo dejarán de dos formas: “Si nos dan el aula el mes que viene o si nos dan firmado el compromiso de que el año que viene la abren y permiten la readmisión de todos los que se han tenido que marchar”. Diego, el hijo de Jesús González, sí se ha tenido que matricular en otro colegio, situado a un kilómetro de su casa. A pesar de ello, se muestra satisfecho con la movilización. “Se ha conseguido unir a casi todo el pueblo de Fuenlabrada, a todos los colegios y que mucha gente sea conocedora de la mala gestión que están haciendo, del ataque que está sufriendo la escuela pública y el trato de favor a la concertada”, explica González. El Arcipreste de Hita es el único centro escolar público no bilingüe de la zona y está rodeado de concertados.
También Hugo y Leo, dos mellizos, han tenido que matricularse en otro colegio.Nico, su abuela, cuenta que tardan casi 25 minutos en llegar allí, por los cinco que les separan del Arcipreste. “Estamos un poco decepcionados porque después de hacer el sacrificio tan grande los niños se han ido a otros colegios. Se podía haber abierto el aula. Había aula, profesor y niños, no lo entiendo”, afirma. En total había demanda para abrir casi tres aulas de estas edades si sumamos las 44 solicitudes iniciales como primera opción y casi 20 que contemplaban el Arcipreste como segunda opción.
Miedo al cierre total del colegio
Todas las personas consultadas por cuartopoder.es coinciden en señalar la posibilidad de un cierre próximo del Arcipreste de Hita. “Van saliendo los de sexto y no entran nuevos. De aquí a 4 años van a quedar 3 o 4 clases, con cien alumnos no van a mantener el colegio. Ha pasado con otro colegio en Leganés y en toda la comunidad. En Fuenlabrada ya pasó que se fusionaron dos, a mi me da miedo que pase lo mismo y nos tengamos que cambiar, yo particularmente no quiero que mi hija vaya a un bilingüe”, destaca Raquel López. “La lucha no es sólo por nuestros hijos sino por todos, ya que el colegio se puede cerrar porque están cerrando la oferta. En esta escolarización no ha habido oferta pública suficiente en nuestro barrio”, denuncia González.
Los profesores del centro, a los que se sumaron los del resto de colegios de la localidad, realizaron un paro indefinido que fue desconvocado tras una semana. Se han celebrado varias manifestaciones tanto en la capital como en Fuenlabrada. La consejera de Educación Lucía Fígar ha recibido decenas de cartas diarias solicitando que se les atendiera. También le han hecho llegar más de 7.500 firmas pidiendo la reapertura del aula y otras más de 5.000 han llegado al director de Área Territorial, Alberto González. “No sabemos nada, nos ignoran”, afirma Parra. Con la mediación de la FAPA han conseguido que la Consejería de momento les pida los contactos de las familias afectadas para hablar con ellos próximamente.
Tal y como reconocen los participantes, los apoyos se han ido diluyendo en cuanto a presencia física se refiere. Algunos echan en falta más respaldo de padres y madres del centro. Pero lo que tienen claro es que seguirán durmiendo en los ya escasos colchones en el suelo que pueden meter en la casa del conserje. Para celebrar la simbólica fecha centenaria han preparado una merienda y una asamblea para continuar con propuestas de acción. “Mejor encender una luz que maldecir la oscuridad”, dice el lema del cartel. “Les está haciendo mucho daño nuestra lucha, pensaban que íbamos a estar 3 o 4 días pero aquí seguimos”, afirma Parra.
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