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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Desmontando mentiras: La LOMCE no disminuirá el porcentaje de repetidores en España


  • La OCDE señala que más del 40% de los alumnos del país ha repetido alguna vez a los 15 años
  • Los 500.000 repetidores de la educación obligatoria cuestan 2.500 millones de euros al Estado
AURORA MUÑOZ


La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) lleva años dándole tirones de orejas a España por su alto porcentaje de estudiantes repetidores. Lo hizo en 2011en 2012 y en 2013. Tres años seguidos. Sin embargo, las tasas mundiales de repetición han disminuido un 7% en la última década, a pesar que en el mismo período las matrículas han aumentado un 6%, según los datos que aparecen en el documento Oportunidades perdidas: el impacto de la repetición de grado y de la salida prematura de la escuela, elaborado por el Instituto de Estadística de la Unesco (IEU).
"El informe muestra que, si bien los sistemas educativos alcanzan a un mayor número de niños, las escuelas no logran retenerlos debido a ineficiencias que conducen a la repetición y el abandono prematuro", observa el director del IEU, Hendrick van der Pol, en declaraciones para Europa Press. He ahí el talón de Aquiles del sistema educativo español.
La OCDE detalla en su último informe sobre la situación económica de España que más del 40% de los alumnos del país ha repetido alguna vez a los 15 años. La cifra triplica la media europea, que se sitúa alrededor del 13%. "No lo estamos haciendo bien en el tema de los repetidores", reconocía hace dos años el entonces secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, Mario Bedera.
Los resultados de la Evaluación General de Diagnóstico 2010, realizada por el Ministerio de Educación entre 29.154 estudiantes de 2º curso en 870 centros, indica que los alumnos que han repetido un curso están entre 56 puntos en matemáticas y 73 puntos en lingüística por debajo de los no repetidores. La diferencia con respecto al resto de la clase llega hasta los 99 puntos en lingüística en el caso de los estudiantes que han repetido dos años. Estas evidencias convierten la declaración de Bedera en una obviedad. La cuestión es, ¿cómo enmendar la situación?

Los repetidores salen caros

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, se ha puesto manos a la obra. Asegura que los 500.000 alumnos repetidores de la educación obligatoria cuestan 2.500 millones de euros. No es un farol. El Programa para la Evaluación Internacional de alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) valora en el documento PISA in Focus que el gasto estatal por cada uno de estos estudiantes rezagados, en primaria y secundaria, es de un coste anual de 12.000 dólares (8.470 euros) para las arcas del Estado. El cálculo incluye el coste de la nueva matrícula pero, sobre todo, se centra en el hecho de que estos alumnos se incorporan más tarde al mercado laboral. España es, tras Bélgica y Holanda, el país en el que esta inversión es más elevada, ya que los repetidores incrementan en un 10% anual el presupuesto dedicado a Educación.
Por este motivo, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) establece modificaciones en el sistema de repetición, aunque no queda claro si serán suficientes para invertir la tendencia. "La LOMCE y la LOE no se diferencian casi nada respecto a las repeticiones. Excepto la referencia a las medidas de atención educativa del apartado 8, que no son más que disposiciones de refuerzo educativo como las que ya se realizan en los centros, como la  promoción", puntualiza Francisco Imbernóncatedrático de Universidad de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Barcelona.

La ley Wert no se diferencia tanto de la anterior

A partir de ahora, el límite para pasar de curso serán dos suspensos, pero con matices. Se repetirá siempre que se suspendan dos asignaturas troncales o una troncal y una lengua cooficial, pero se podrá pasar de curso si una de las dos es específica, como música, plástica o educación física. Quienes suspendan tres asignaturas repetirán en todos los casos, aunque la tercera no sea troncal ni lengua cooficial. En Bachillerato se podrá pasar de curso aunque se tengan dos suspensos, pero será necesario que los estudiantes se matriculen de esas asignaturas. Solo se podrá repetir una vez por curso o dos, de manera excepcional.
La diferencia con respecto al texto de la Ley Orgánica de Educación (LOE) reside en que antes, excepcionalmente, podía autorizarse la promoción de un alumno con evaluación negativa en tres materias cuando el equipo docente considerase que la naturaleza de las mismas no le impidiese seguir con éxito el curso siguiente, que tuviera expectativas favorables de recuperación y que dicha promoción beneficiase su evolución académica. En cambio, el alumno sólo podía repetir el mismo curso una vez y dos como máximo dentro de la misma etapa.
"La nueva ley quiere potenciar las materias fundamentales y por eso no les da el mismo trato que a las restantes. En la LOE ya se puede repetir, la cuestión es que hay que poner límite a las repeticiones para evitar que en la ESO hubiera alumnos mayores de 18 años y, repitiendo dos veces ya pasaría eso, lo cual no ocurre porque no llegan entonces a 4º de ESO", puntualiza Jaume Sarramona, catedrático de Pedagogía de la Universidad Autónoma de Barcelona. En su opinión, el tema de la repetición es complicado porque depende de las alternativas. "Los países nórdicos no favorecen la repetición pero hay un sistema de recuperación eficaz para los alumnos. Aquí parece que repetir es lo único que se nos ocurre porque las alternativas son caras y rompen la estructura rígida de la organización escolar por cursos", valora.

Sin fondos, no hay alternativas

Julio Carabaña, experto en analizar los datos PISA y Catedrático de Sociología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, lo tiene claro. "Es un asunto de organización escolar y de economía", determina. "La organización más barata es por cursos enteros con asignaturas obligatorias. Todo lo que sea optatividad o clases especiales, encarece. El resto de los motivos que se barajan son irrelevantes, exagerados o falsos", asegura el catedrático. "Un alumno cuesta lo mismo en un curso que en otra repita o no. El coste no es por repetir, sino por añadir años para sacarse el título. La enseñanza es básica, obligatoria y gratuita hasta los 16 años, no hasta sacar la ESO. Así que la cosa tiene varios remedios fáciles para economizar: quitar el título, o por lo menos hacerlo más fácil", explica.
Carabaña está convencido de que los alumnos no mejoran después de repetir curso. "Al niño le frustra separarse de sus amigos, le baja la autoestima y, si no se siente integrado, se llega a invertir la causa y el efecto. Se dice que los alumnos repetidores tienen peores resultados porque repiten, cuando evidentemente es al revés: repiten porque van mal. Y no repiten para progresar, sino para que vayan menos forzados ellos, los profesores y la clase entera", concluye.

El fracaso llama al fracaso

En muy pocos países hay tantos repetidores como en España. Eso es verdad, pero sólo en parte. "En todos sitios hay más o menos los mismos alumnos atrasados. Si se toma PISA, se ve que no sólo en España hay  muchos alumnos de quince años en varios cursos. La diferencia es de organización. En España y Francia todos los alumnos de seis años entran en primero. En otros países, entran o no entran dependiendo de su madurez. Es decir, no repiten porque no han comenzado prematuramente", esclarece este experto, utilizando datos de Eurydice.
"El problema para este país es que la situación no va a mejorar. La nueva ley introduce un nuevo factor que puede aumentar el fracaso escolar según cómo sean las pruebas de evaluación de final de etapa, que los alumnos han de superar obligatoriamente. En la práctica puede aumentar el número de fracasos escolares si tales pruebas son de nivel alto. Ahora el listón lo ponen los centros", agrega Sarramona.


Elena Fernández, secretaria General y Coordinadora de Acción Sindical de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras de Castilla y León (FECCOOCyL), apoya esta tesis. "El previsible aumento del fracaso escolar que conllevará la aplicación de la LOMCE tendrá que ver, más que con las repeticiones, con la carrera de pruebas y reválidas. No servirán para conocer el estado o la situación del sistema, sino para descartar al alumnado, apostando  por un modelo de enseñanza basado en la presión del examen, la llamada cultura del esfuerzo, frente a un modelo educativo más centrado en las necesidades y motivaciones del alumnado, en el que la evaluación no es tanto un filtro como una herramienta formativa, con la que se constata  si  el alumno asimila, o no, los conocimientos", analiza.

Los centros privados no quieren malos alumnos

El primer curso de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) es crítico. Muchos adolescentes acusan la transición después de primaria. Quizás por ese motivo, la tasa media de alumnos repetidores en ese grado llega al 19,7% en los centros públicos, mientras que en los privados y concertados apenas llega al 9,2%, según las cifras de la edición de 2010 del Sistema Estatal de Indicadores de la Educación. "Con frecuencia, los alumnos repetidores tienen un concepto de sí mismos más bajo y una actitud menos favorable hacia la escuela. Los docentes tienden a infravalorar a los alumnos que no han promocionado de curso", anota Imbernon.
Las investigaciones revelan que los resultados del alumno repetidor pueden ser superiores a los logrados la primera vez que realizó el curso. Sin embargo, no son estables en el tiempo y vuelven a bajar dos años después de repetir. "La promoción automática permite al alumno permanecer con su grupo de edad natural y mantener las amistades. No todo el mundo está de acuerdo, algunos dicen que repetir en cursos superiores puede resultar de ayuda para que los alumnos sean más responsables de su trabajo académico que es la postura de la administración, pero vale la pena decantarse por no repetir y apostar por ayudas individualizadas. Seguro que cuesta dinero, pero nos ahorraríamos más a medio y largo plazo", apuesta.
Publicado en zoomnews.es

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