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martes, 9 de octubre de 2012

LOMCE: Hacia una Educación deshumanizada (artículo de Ana Peña)


           Como muchos ciudadanos ya conocen, se ha hecho público en medio de una gran polémica el anteproyecto de ley de educación: LOMCE. Será nada menos que el séptimo intento de reforma del sistema educativo de la democracia y, como todos sus predecesores, presume de ser el definitivo. Quienes nos vemos obligados a plegarnos a lo que nos dicta cada temido cambio de gobierno, sabemos bien lo falaz que resulta esa presunción. Los docentes llevamos años pidiendo un gran pacto por la educación que aporte estabilidad y consenso a algo tan trascendental como la formación de las generaciones futuras.

Esta nueva ley no sólo no cumple con nuestras reivindicaciones sino que va camino de ser una ley del mercantilismo y de la búsqueda del rendimiento económico que, además, será tristemente recordada por ser la ley que asesta el golpe mortal a las humanidades y a las artes: desaparece el Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza, elimina carga lectiva a asignaturas como Historia, Música o Historia del Arte y perjudica muy especialmente a las Lenguas Clásicas haciendo que desaparezca la Cultura Clásica de la Eso, limitando la presencia del Latín a la opción de humanidades y prácticamente eliminando el Griego, que ahora será “materia optativa de oferta no obligada”. ¡Triste consideración para la lengua y la cultura que han sido la base de toda nuestra civilización occidental!  En Griego nació el diálogo y la democracia, la astronomía, las matemáticas, la filosofía, la arquitectura, la escultura o la literatura y, en definitiva, todo aquello sobre lo que se asienta nuestra civilización. Desde el Renacimiento hasta el siglo pasado, la tradición greco-romana ha sido siempre la reserva de la cultura y de la erudición, en ella buscaron inspiración literatos y artistas, de ella bebieron filósofos, políticos o científicos de todas las ramas y el propio latín fue lengua de prestigio y vehículo de la ciencia y de las letras hasta el siglo XVIII. Ahora no se publica en latín, es cierto, pero ¿acaso no pasa por términos griegos o latinos la gran mayoría del léxico culto de todas las ramas del saber? ¿Hay alguna materia que englobe más a todas las demás que las Lenguas y la Cultura Clásica?

Pero el humanismo no es rentable ni política ni económicamente. El gran Cicerón habla repetidamente del concepto de humanitas en el Pro Archia, para referirse a la erudición, al cultivo de la inteligencia y de todo aquello que nos diferencia de los animales (hoy día, también de las máquinas). Pero la progresiva eliminación de las humanidades de los planes de estudio en las últimas décadas, discurre pareja a la degradación moral y cultural – a la falta de humanitas - de nuestras sociedades modernas. Los planes de estudio basados casi exclusivamente en materias técnicas e instrumentales dan como resultado ciudadanos capaces de manejar complejos mecanismos o realizar tareas rutinarias, pero no personas creativas, hombres y mujeres de pensamiento y actitudes críticas o, lo que es lo mismo, seres humanos libres.

Habrá que hacer una reflexión seria antes de que sea demasiado tarde. Es hora de decidir qué escuela queremos para nuestros hijos: la que cultiva los valores y las habilidades intelectuales o la que produce mano de obra. 

Ana M. Peña Cabanas
Profesora en paro de Latín, Griego y Cultura Clásica.

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1 comentario:

  1. Si yo tuviera que montar una escuela, y la ley me lo permitiera, haría poco caso de los currículos oficiales. Entre otros motivos porque la lógica de algunas materias lleva implícita su propia forma de desarrollo, mientras que en otras la elección y la secuencia de los contenidos son totalmente arbitrarias y vienen dictadas por la tradición, los criterios y las preferencias de las autoridades reconocidas y las modas de cada época.

    Nadie duda de la necesidad de unas orientaciones generales acerca de lo que es más conveniente en cada etapa educativa (aunque si los docentes estuvieran bien preparados no las necesitarían), pero hay dos razones poderosas para evitar cualquier intento de regular con excesivo detalle qué es lo que se debe enseñar.

    La primera de ellas es que la experiencia de aprender, aunque pueda ser similar, es única para cada persona y las decisiones que se tomen deben basarse en el respeto y el aprovechamiento de esta singularidad. La segunda razón, que no se puede separar de la primera, es que cada cual debe ser protagonista de su propio aprendizaje, lo que implica hacerse responsable de él y tomar decisiones al respecto.
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/piratas

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