COMUNICADO
DEL SINDICATO DE ENSEÑANZA CGT MADRID ANTE LA PRUEBA CDI
Como
ya se ha expresado desde diversos colectivos y organizaciones desde el año
2005, que fue el primer año en que se realizó) esta prueba muestra una falta de
rigor manifestada en:
-
La prueba evalúa la adquisición de unos
contenidos concretos, no la adquisición de competencias;
potenciando las pedagogías más tradicionales y conservadoras: aprendizaje
memorístico, dictados, valorando exclusivamente los resultados y no teniendo en
cuenta los procesos.
-
Al centrarse sólo
en las áreas de matemáticas y lengua (y dentro de estas áreas en contenidos y
no en competencias), la Consejería de Educación está dando el mensaje
contundente a los centros de la prevalencia de unos contenidos sobre otros,
de unas áreas sobre otras. De este modo, quedan relegados el resto de aprendizajes, como secundarios: estrategias de aprendizaje,
desarrollo de la autonomía, desarrollo afectivo, emocional, motor, artístico.
Por lo que no garantiza la coherencia
entre las intenciones educativas recogidas en el currículo y los aprendizajes
evaluados.
-
Esta
Prueba discrimina al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo y
a los alumnos de compensación educativa para los que no se realiza
ningún tipo de adaptación de la misma, obligándoles a la mayor parte de estos
alumnos (que presentan más de dos años de desfase curricular) a quedarse
delante del papel en blanco todo el tiempo que dura la prueba; con la
incidencia que tiene este tipo de experiencias en la autoestima.
-
La Consejería de Educación, a través de la Inspección educativa, ha dado mucha
importancia a los resultados de esta
prueba. Este hecho, unido a la publicación de los resultados en un ranking,
está produciendo en muchos centros efectos muy negativos para el proceso de
enseñanza- aprendizaje de los alumnos.
Hay un gran número de equipos
directivos que obligan a los tutores de estos cursos a dedicar varias sesiones de sus materias a “preparar” a los
alumnos para sacar buenos resultados
en las CDI. Por ello, no sólo se da una alteración de
la programación docente al tener los
profesores que acomodarse a la prueba de evaluación, dejando en segundo término el currículo establecido; sino
también en la valoración implícita que genera en la sociedad de lo que realmente es importante en la
educación.
-
La prueba no contempla avances de los
alumnos, sólo toma en cuenta lo que estos hacen en el momento de realizar la
prueba. No toma en cuenta puntos de partida, por
lo tanto, no se sabe lo que estos realmente han avanzado gracias a la
enseñanza recibida. Esto refuerza visiones erróneas de la eficacia escolar,
ya que esta no se está evaluando realmente. Podría darse el caso de que un
alumno hubiese tenido este conocimiento adquirido antes de iniciar la enseñanza
del mismo, por lo tanto, en términos de avance, encontrarse exactamente en el
mismo punto en el que empezó. En cambio, puede ocurrir que alumnos que han
tenido menos oportunidades de escolarización o un nivel sociocultural bajo (la
mayoría escolarizados en colegios e institutos públicos), habiendo empezado muy
por debajo de lo esperado, hayan avanzado significativamente desde este punto,
pero sigan algo distante de lo esperado. La eficacia del centro en estos casos
ha sido alta, pero no queda reflejada en este tipo de pruebas.
-
La prueba no tiene en cuenta ningún factor
contextual socio-cultural ni económico. Este desprecio por el
contexto la sitúa, por un lado, fuera de los sistemas de evaluación más
conocidos y ofrece, por otro lado, una información desajustada de la realidad
educativa. Una evaluación externa debe tener en cuenta el contexto de la
escuela, por lo que los resultados no pueden obviar diferentes variables que
los condicionan: nivel sociocultural de las familias y su entorno, % de
alumnado inmigrante y alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo,
tipo de plantilla, dinámica de los centros, participación, gasto educativo por
alumno...
-
La evaluación externa así concebida,
traslada la responsabilidad de este tipo de resultados a los centros y a los
docentes, sin asumir, ya que no se evalúa, otros
aspectos mucho más sustanciales relacionados con las políticas educativas y su
incidencia en los resultados educativos.
-
La Consejería de Educación indica que una
de las funciones de la CDI es “Organizar en los centros medidas de refuerzo
dirigidas a garantizar que todos los alumnos adquieran los conocimientos y las
destrezas indispensables”. Los centros con peores resultados (la mayor parte
con un alto tanto por ciento de alumnado con deprivación cultural y económica),
en los 7 años que se lleva realizando la prueba CDI no han recibido por
parte de la Administración ningún tipo de ayuda, asesoramiento pedagógico ni
nada parecido. Es obvio que el objetivo de la Administración no es mejorar
la calidad de la enseñanza.
-
A pesar de la prohibición
explícita de la Ley Orgánica de Educación (“En ningún caso, los resultados de estas evaluaciones podrán
ser utilizados para el establecimiento de clasificaciones de los centros. LOE.
Titulo VI. 144.3” ) cada año se publica un ranking de los colegios de la Comunidad de
Madrid en función de los resultados en estas pruebas. Y todos sabemos que la Consejería de Educación tiene un objetivo
claro al permitir a los medios de comunicación publicar este ranking de
centros: desprestigiar la educación
pública madrileña para seguir justificando sus políticas privatizadoras y
seguir dando cada vez más recursos a su escuela, la escuela privada.
-
La Comunidad de Madrid ha obviado las
reiteradas opiniones de profesionales de la orientación, Movimientos de
Renovación Pedagógica, Organizaciones Sindicales, FAPA Giner de los Ríos,
expertos universitarios en la materia, etc. acerca de que esta prueba de
evaluación no cumple con los criterios mínimos de prueba diagnóstica, ni tiene
en cuenta el “carácter formativo y
orientador para los centros e informativo para las familias y para el conjunto
de la comunidad educativa”, como se
establecen en los artículos 21 y 144 de la LOE.
A
día de hoy continua produciéndose un engaño a las familias, a los alumnos, a
los profesionales, y a la opinión pública en general: se nos dijo que era
una prueba de “diagnóstico general del sistema educativo", se anunció como
algo anónimo, se dijo que no se harían públicos los resultados y se hizo ver
que serviría para aumentar los recursos necesarios e intentar solucionar los
problemas detectados. Los hechos nos demuestran justo lo contrario: siete años
después de la primera prueba se sigue reduciendo el presupuesto para educación,
se aumenta el número de niños por aula, se reduce el número de profesores y de
unidades, seguimos siendo la comunidad autónoma que menos invierte en educación
pública y que más aumenta la inversión en la educación privada, y un largo
etcetera
Y por último,
queremos denunciar que ante los diferentes profesionales y miembros de la
comunidad educativa (tutores, orientadores, PTSCs , profesores de apoyo y
familias) que se han opuesto a la realización de las pruebas CDI (tanto en 6º
Primaria, como en 3º ESO), la Consejería de Educación ha reaccionado de forma
negativa:
-
Los centros que se han negado a realizar la
prueba (de diversas formas) en estos años, han sido inspeccionados sufriendo
algunos de ellos, consecuencias negativas en el seno de sus equipos docentes,
amedrentando y amenazando a tutores, orientadores y familias.
- Cuando en un centro no se presente a la
prueba más del 5% del alumnado, el inspector correspondiente elevará un informe
sobre las causas de tal hecho
Aun realizando estas
prácticas coercitivas, han sido muchas las familias que han seguido sin llevar a sus hijos a realizar la prueba.
Por ello la Consejería, en los siguientes años, ha introducido en la legislación referente a la prueba CDI dos aspectos
con la idea de intimidar a las familias
y que no objeten:
. Los resultados de la Prueba de 6º
y 3º ESO de cada alumno/a se adjunta a su expediente personal (orden 1028/2008).
En este sentido es importante
aclarar a los padres que ésto no repercute negativamente de ninguna forma en el expediente del alumno.
No hace media con ninguna nota ni similar.
. En 3º ESO, las calificaciones
obtenidas se tendrán en cuenta para: diplomas de aprovechamiento, menciones honoríficas, participación en premios
extraordinarios.
Si los aspectos detallados más arriba muestran la falta de rigor
en el diseño de estas pruebas y el uso que se hace de los resultados; la
introducción de éstas últimas medidas por parte de la Consejería de Educación
ponen de manifiesto el carácter impositivo y poco dialogante de su modo de proceder,
así como la falta de sensibilidad ante la denuncia social que proviene de los
sectores educativos más comprometidos con la defensa de una escuela pública.
Tenemos derecho a objetar una evaluación que está en contradicción
con los valores éticos que están en la base de una escuela de todos y para
todos.
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Gracias por el trabajo de elaboración y difusión de este comunicado. Hay que hacer que llegue a las familias!!!
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